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miércoles, 12 de julio de 2017

JESUCRISTO ME LIBERÓ DEL VICIO. YA NO FUMO.

Imagen tomada de AQUÍ
Por: César E. Martínez Vaamonde

Era 1986... Tenía 22 años de edad.
Tenía una amiga en el sector Las Casitas y un día ella me presentó a una prima que vivía en Araira. (Parroquia Bolívar, Municipio Zamora, Estado Miranda, Venezuela)
No recuerdo cómo pero sin darme cuenta ya estaba empatado (novios) con esa prima.

Ella fumaba... y yo, no sé por qué comencé a fumar también...
Ella terminó conmigo... y me quedó el vicio...
Fumé durante treinta años.

Intenté dejarlo varias veces pero nunca pude. Hace unos meses lo intenté y al tercer día estaba casi que con una crisis, no aguantaba la ansiedad y volví a fumar.
Hasta alumnos, muchachitos, siempre me lo decían: "Profe, como alguien como usted puede fumar?".
Entonces, hace un mes, oré al que todo lo puede:
"Señor, Jesús, debo dejar este vicio, me fumaré este último y ya no fumaré más... Por favor, que no me de ansiedad".

Hace un mes me fumé el último cigarrillo.

Y para nada he tenido ansiedad, ni irritabilidad
Y ahora hasta le digo a los que siempre me acompañan a paseos a la montaña:
_ Apúrense... que esta subida no es nada.
Aunque no lo crean ya noto el cambio. Fueron 30 años fumando.
El Señor Jesucristo me ha liberado de ese vicio.

POST DATA. (HOY, 12 DE JULIO DE 2017)
Trece meses sin fumar... Los que saben cómo yo fumaba (caja y media diarias me fumaba) no pueden creerlo... Cuando yo estaba haciendo alguna tarea intelectual (una tesis, resolviendo problemas matemáticos, y otros similares) fumaba mucho más. Era como si el cigarro me ayudaba a tener la mente más ágil... Y en los días previos a dejar de fumar pensaba que al hacerlo disminuiría mi concentración, o capacidad para resolver problemas matemáticos... Todo lo contrario, creo que esas capacidades aumentaron...
Ya no sufro de insomnio, mi sentido del gusto mejoró, ya mi ropa no huele a nicotina, ya casi no me dan dolores de cabeza ni acidez estomacal, me canso menos...
Ahora veo en los que fuman la forma como están esclavizados de ese vicio... A veces los veo que llegan a establecimientos y dicen:
_ Un cigarro.
Y cuando tardan en despacharlos se les nota el desespero y cuando se lo dan toman el encendedor, casi que con sus dedos temblando... Ahora lo veo... es una esclavitud.
Tú también puedes dejar ese vicio... Y no necesitas ningún remedio casero, ni pastillas raras, ni parches, ni el cigarro electrónico, ni nada...
Sólo necesitas pedírselo a Jesucristo. Te responderá.

Autorizada su Publicación.
Publicado miércoles 12 de julio de 2017.

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