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El tiempo va menguando rápidamente, el ocaso de este 2016 se acerca a pasos apresurados, los deseos de cambios, las promesas cumplidas o no van dando paso a nuevos propósitos. La intemperancia del hombre, sus dudas, rencores, amores, sus luchas internas, sus guerras y tantos más motivos han dejado su huella para la historia de este año que termina. Nos aprestamos a estrenar uno nuevecito, pero que ya se anuncia marcado por heridas inmemoriales, surcado por ríos de problemas indetenibles, rasgado por la destrucción de sus enormes recursos, acosado por conflictos bélicos sin sentido, sin embargo he aquí, que ese mismo hombre que propicia todo eso, también guarda en su interior esa luz de esperanza eterna, de redención, de misericordia infinita. Curioso espécimen es el ser humano que ante tanta destrucción desata también su furia creadora, su capacidad de perpetuar su impronta a través obras inmortales, de belleza, utilidad y valor incalculables.
Que
este nuevo año sea depositario de todo lo bueno, que cada uno de
nosotros pueda aportar su esfuerzo, poner su corazón al servicio de
causas buenas, que toda mano se arriesgue a alcanzar la mano del otro
para dejar correr a través de ese lazo de unión lo mejor que puede
dar cuando así se lo propone: solidaridad, amistad, calidez,
comprensión, amor. Mis mejores deseos porque podamos lograr esas
pequeñas cuotas de sacrificios sencillos que al final se traducirán
en un mundo mejor, más vivible. Todos somos portadores de lo mejor
de cada individuo dentro de nuestras aparentes diferencias. Seamos
uno solo en la búsqueda de imposibles para una vida distinta, de
calidad.
Les
dejo este mensaje con la imagen de la inocencia de mi niño amado,
porque todos los niños esperan de nosotros una herencia de paz,
bendiciones y felicidad, la que merecemos hoy y tendrán ellos en un
futuro cercano si así nos lo proponemos. ¡FELIZ AÑO 2017!
Autor:
CALDERON A. Manuel F.
Publicado:
jueves 29 de diciembre de 2016
Tomado
del muro de Facebook del autor.
Fotografía exclusiva del Autor.
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