FOTOS E IMAGENES

domingo, 31 de julio de 2016

ESPLENDOR, UNA EXPERIENCIA RADIANTE



Al caer la tarde, un joven acostumbraba a acostarse sobre la grama de un bello jardín, su mirada se perdía en la inmensidad celestial y al entrar la noche, se entretenía mirando el centellar de las estrellas. Millones de destellos motivaban la meditación y la oración de agradecimiento sincero al Creador de tanta belleza.
En el ocaso de un maravilloso día, el muchacho observó que la primera estrella que apareció era distinta, su hermoso fulgor lo sumergió en un estado contemplativo tan profundo que pudo escuchar en su interior una voz... mirando al cielo, quizás por su carga de misterio y de infinito y sin salir de su abstracción preguntó: 
¿Quién me habla?
La respuesta no se hizo esperar, un delicado susurro le contestó: 
Soy la LUZ que estás mirando. A partir de ese momento el joven entró en un enigmático paraje que lo llevó a entablar un diálogo interno y trascendental con aquella hermosa Luz, buscando respuesta, volvió a preguntar:
¿cómo te llamas? 
¿cómo deseas llamarme?, Respondió la Luz.
No lo sé, de lo único que estoy seguro es que escucho tu voz y veo tu esplendor.
Entonces puedes llamarme ESPLENDOR.
En ese momento hubo un corto silencio, que produjo al joven una agradable sensación de paz.
Me fascina tu inmaculado brillo. Gracias joven amado, mi Luz la recibo de un Ser Todopoderoso, Incausado y Eterno. 
¿me hablas de Dios?
Si, de ÉL te hablo.
El ameno diálogo continuó hasta despuntar el alba. Al recibir los primeros rayos del Sol volvió el joven de su estado sustancial, se incorporó de la grama y se dirigió lentamente hasta su vivienda, entró a su habitación, se acostó en su cama y durmió profundamente. Su madre, que lo miró llegar, notó en su hijo un semblante extraño, pero permaneció callada, decidió dejarlo descansar pero no ocultó su preocupación al pensar que estaba enfermo. Mientras el joven dormía, su progenitora entró a la habitación y con mucho cuidado tocó a su hijo en el cuello, no tenía fiebre, luego inspeccionó todo pero reinaba la normalidad y la armonía en aquel cuarto, salió, cerró nuevamente la puerta y regresó a sus labores del hogar, preparó el almuerzo y al llegar el mediodía, dejó la mesa servida y fue a despertar a su hijo, al entrar al aposento lo vio en pie, ya se había bañado y estaba vestido, se saludaron con afecto, lo bendijo y juntos degustaron la deliciosa comida, la mamá no preguntó nada. Cuando terminaron de almorzar, regresó el joven a su habitación, cepilló sus dientes, tomó sus libros, dio un beso a su madre y se marchó a la institución educativa donde estudiaba. Cuando regresó de clases, subió a su cuarto, se cambió la ropa por una más cómoda, dejó los libros, tomó su cena y, como de costumbre, volvió al jardín.  Extasiado, se preguntaba en su interior cómo llegar al firmamento para ver de cerca tan hermosa creación, en ese preciso momento volvió a ver la Luz Celestial y escuchó el susurro Divino que con amorosas palabras le dijo:

LA VIEJA REVOLVERA DE CUERO

El Hijo

El Hombre Viejo

PARA PENSAR

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En la Facultad de Medicina, el profesor se dirige a un alumno y le pregunta:


"¿Cuantos riñones tenemos?"
“¡Cuatro!",  responde el alumno.
"¿Cuatro?", replica el profesor, arrogante, de esos que sienten placer en pisotear los errores de los alumnos.
"Traiga un fardo de pasto, pues tenemos un asno en la sala" le ordena el profesor a su auxiliar.
"¡Y para mi un cafecito!", replico el alumno al auxiliar del maestro.

El profesor se enojo  y expulso al alumno de la sala. El alumno era, entre tanto, el humorista Aparicio Torelly (A. Torelly (1895-1971), más conocido como el "Barón de Itarare")
Al salir de la sala, todavía el alumno tuvo la audacia de corregir al furioso maestro:

Planeta Tierra

Esplendor, una experiencia radiante


Esplendor, una Experiencia Radiante, es una figura literaria que evangeliza a través del cuento. Narra la experiencia de un joven que escucha la dulce voz de Dios llevándolo a un enigmático diálogo interno y trascendental con la hermosa Luz que contempla cada tarde. 
Esplendor es el máximo grado de la perfección Divina, es la luz intensa que brilla en el corazón de la humanidad, invitando a cada persona a trascender en amor y a vivir en paz con su conciencia de acuerdo a los preceptos establecidos en su Ley de verdad y justicia.
Esplendor es el nombre que muchos místicos dan al Creador del Universo. Es la radiación intensa de fe, esperanza y caridad que reciben los puros de corazón para que la reflejen a sus semejantes. Es el destello de cada acción positiva que realizamos como seres humanos de bien al ofrendar al otro.
Esplendor es lo que emana cada ser virtuoso que respeta a la naturaleza y ama a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo. 
Esplendor es Usted y soy yo... somos todos los que decidamos aceptar con humildad cada palabra que Dios ha sembrado en nuestros corazones.


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EL MONAGUILLO


VISITA AL CEMENTERIO


sábado, 30 de julio de 2016

EL MÉTODO DE LA CORREA CULTA


I PARTE

Cuando era un niño me fascinaba escuchar los cuentos de las personas mayores, - “los niños no se meten en las conversaciones de los adultos”, decía mi mamá, por lo que me sentaba calladito casi desapercibido, no se me ocurría interrumpir, (los de mi época saben el porqué no se podía interrumpir a los mayores, muchos tuvieron que utilizar prótesis dentales en los primeros años de su vida). Lo cierto es que mucha veces, mientras los demás niños jugaban yo prefería disfrutar de las anécdotas o los cuentos de fantasmas y aparecidos, aunque después me costara conciliar el sueño. Las tertulias de los abuelos eran mis favoritas, aunque debo confesar que los cuentos de mi madre eran los mejores ¡como te extraño viejita, que agradable era conversar contigo!, sus historias me desvelaban pero como dormía a su lado no me importaba trasnocharme. Recuerdo a mi madre leyéndome cuentos antes de quedarme dormido, ella leía muy bien, cada palabra, cada frase llegaba a mis oídos como un afinado coro de Ángeles, en esa época, sin saberlo, viajaba con mi pensamiento a la Grecia antigua escuchando a los mejores oradores, mi mente ordenaba cada escena narrada y mi imaginación daba vida al relato. Definitivamente mi madre fue mi primera profesora de literatura, de historia y geografía, de moral, de ciudadanía, de religión, de valores, de arte... gracias mamá... Gracias.