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sábado, 30 de julio de 2016

EL MÉTODO DE LA CORREA CULTA


I PARTE

Cuando era un niño me fascinaba escuchar los cuentos de las personas mayores, - “los niños no se meten en las conversaciones de los adultos”, decía mi mamá, por lo que me sentaba calladito casi desapercibido, no se me ocurría interrumpir, (los de mi época saben el porqué no se podía interrumpir a los mayores, muchos tuvieron que utilizar prótesis dentales en los primeros años de su vida). Lo cierto es que mucha veces, mientras los demás niños jugaban yo prefería disfrutar de las anécdotas o los cuentos de fantasmas y aparecidos, aunque después me costara conciliar el sueño. Las tertulias de los abuelos eran mis favoritas, aunque debo confesar que los cuentos de mi madre eran los mejores ¡como te extraño viejita, que agradable era conversar contigo!, sus historias me desvelaban pero como dormía a su lado no me importaba trasnocharme. Recuerdo a mi madre leyéndome cuentos antes de quedarme dormido, ella leía muy bien, cada palabra, cada frase llegaba a mis oídos como un afinado coro de Ángeles, en esa época, sin saberlo, viajaba con mi pensamiento a la Grecia antigua escuchando a los mejores oradores, mi mente ordenaba cada escena narrada y mi imaginación daba vida al relato. Definitivamente mi madre fue mi primera profesora de literatura, de historia y geografía, de moral, de ciudadanía, de religión, de valores, de arte... gracias mamá... Gracias.


Mi madre era feliz rememorando la historia familiar, la historia de la patria chica y grande, tenía mucha retentiva, memorizaba con facilidad fechas, protagonistas, acontecimientos y sitios geográficos, no olvidaba caras, ni halagos, ni ofensas aunque siempre nos decía: “si quieren vivir feliz olviden las ofensas y jamás aniden odio en su corazón”, ella, aunque muy fuerte de carácter (claro, estaba sola y con tres niños pequeños)... constantemente nos recordaba lo agradable que es perdonar, no le gustaba el chisme por lo que siempre nos mantenía encerrados, era muy refranera: “en casa ajena lo que se encuentra es chisme”, “en boca cerrada no entran moscas”, “casa ajena no se visita a la hora de las comidas”... en fin, solía utilizar con mucha frecuencia ese recurso como método de enseñanza; además, le gustaba cantar mientras hacía los oficios del hogar, a veces era explosiva, violenta pero era la primera en reconocer sus faltas, era dicharachera, amena, ocurrente, amable y lo mejor me consentía mucho... si, fui un niño consentido, claaaaro si era el menor y además enfermizo.

II PARTE 

Hasta ahora todo ha sido, además de real, poético, romántico, bonito y en cierto modo bucólico... peeero cuando llegó el momento de enfrentarme solo a las letras (cuando debía a aprender a leer) sentí una gran decepción. Resulta que cuando mi madre leía los cuentos, nunca me interesé en descifrar esos puntos negros que estaban en la hoja, solo me animaban los dibujos y la dulce voz de mi progenitora. Fui muy feliz ordenando en mi mente las escenas. La verdad fue que aprender a leer se me hizo muy difícil... en ese tiempo, creo que comenzó a fluir de lo más profundo de mí ser un extraño sentimiento en contra de los mismos cuentos que antes elevaban mi ingenua imaginación. Fui lento para leer, me costó descifrar los “puntos negros del papel”, “los grafemas me perseguían en sueños para devorarme”, no podía leer una corta frase: “mi mamá me ama”... (ES AQUÍ DONDE VIENE LO TERRIBLE DE MI EXPERIENCIA) ... Mi amorosa madre, (mi mamá me mima) tenía otra faceta, era bastante activa, nerviosa, con un tono de voz bastante alto y de poca paciencia, se estresaba rapidito. Mi mamá, al ver que por mas amor, cariño, paciencia que me brindaba, yo confundía las letras, las sílabas y frases, se iba molestando, empezaba a cambiar el tono de voz, afincaba el dedo en el silabario, fruncía el ceño, me veía y sus ojos vidriosos emitían destellos incandescentes que bloqueaban mi inteligencia, su cara se transformaba. Cada vez que mi mamá trataba de enseñarme la lección, sufría una especie de metamorfosis y se convertía en una madre neurótica, agresiva, gritona... en fin, mi bloqueo literario casi le provoca un infarto a mi mamá.

Un día, de acalorada lección, nos visitó el hermano mayor y único hermano varón de mi mamá, mi segundo padre, mi tío Rafael María Rangel, (QEPD), quién al ver el exaspero de mi madre, le recomendó un método infalible para que yo aprendiera la lección, método que aplicó su abuelo cuando lo enseñó a leer, el método no era otra cosa que correazo por cada letra, sílaba o frase dicha incorrectamente, mi mamá, disciplinada y obediente (porque antes se obedecía a los hermanos mayores, hasta la bendición se les pedía) no dudó ni un instante y comenzó a aplicar el fulano método... creo que en ese momento odié a mi tío.
Cada vez que veía el silabario, un libro, periódico, revista o cualquier cosa que tuviera letras lo acusaba con Dios siendo que esos puntos negros eran los causantes de mis torturas. Cuando llegaba la hora de practicar la lección mi frágil cuerpo de niño adoptaba la postura de los santos de la Edad Media dispuesto a soportar la flagelación. Mi verdugo, perdón, mi madre, con la correa en su cuello, cual estola de sacerdote, me veía con su mirada escalofriante y poco a poco iba abriendo las puertas del infierno, perdón otra vez, del libro, el cual dejaba al descubierto los cancerberos puntos negros que me acechaban como jauría para devorarme. 

En una oportunidad, cuando la macabra escena estaba a punto de repetirse ¡SÚBITO! Pude pronunciar correctamente la lección. ¡que alegría vi la luz sin encandilarme!, reí, lloré, celebré, no sé si por el hecho de haber aprendido a leer o por haberme liberado del martirio... lo cierto es que mi madre me estrechó entre sus brazos amorosos, me besó, dio gracias al Creador Universal, y cuando volvió mi amado tío a visitarnos le dio las gracias porque una vez más había funcionado EL MÉTODO DE LA CORREA CULTA. Lo cierto fue que ocurrió un milagro, aprendía a leer y desde ese momento leía todas las vallas publicitarias, anuncios, pancartas, titulares de periódicos, revistas, carteles, las carátulas de discos, las cajas de los cereales... y todo cuanto tuviera letras, me convertí en una especie de niño lector compulsivo... 

III PARTE 

En una ocasión, ya adulto, me encontraba en la Biblioteca Pública Don Luis y Misia Virginia de Guatire, Municipio Zamora, Estado Miranda, Venezuela., conversando con la directora, para la época, de la mencionada Institución, Lic. Santa Durán, con ella medité profundamente esa etapa de mi infancia, luego le pregunté: ¿por qué si en la primera parte de mi vida fui estimulado hacia la lectura, me costó tanto leer?, mi amiga, la Lic. Santa, con mucha sabiduría me respondió: - “yo creo que la respuesta es sencilla, no tenías la base del preescolar, hoy educación inicial, y si por casualidad la tuviste, entonces, la base de apresto no fue estimulada”. A lo mejor mi maestra y mi madre se ocuparon mas en enseñarme las letras que en motivarme con las actividades propias del nivel, como recortar, rasgar, pegar, en fin dinamizar e innovar la enseñanza, hoy existen infinidades de estrategias para enseñar a leer sin que se tenga que usar métodos conservadores que vulneren los derecho de los niños, niñas y adolescentes.

La segunda pregunta que le hice a mi amiga Santa Duran fue: ¿por qué si mi experiencia fue tan traumática, hoy me gusta leer y escribir?... su respuesta no se hizo esperar: - “en la primera fase de tu vida tu madre te leía y eso te marcó la personalidad que hoy tienes, porque esa primera lectura tenía el olor de tu mamá, el calor de su cuerpo, lo angelical de su voz, la protección en las noches cuando lentamente te ibas quedando dormido, su cuerpo junto al tuyo, el beso tierno y la bendición... inicialmente ELLA CONVIRTIÓ, LA LECTURA EN UN ACTO DE AMOR, por eso te gusta leer y escribir”.

IV PARTE

Hoy existen muchos recursos y estrategias para enseñar a leer a los niños, merecen especial atención algunas recomendaciones de los especialistas las cuales dan especial importancia a la estimulación del feto desde el vientre, es importante que los padres traten al feto con tanta naturalidad como si tuvieran al niño en sus brazos, se recomienda leer cuentos mientras se acaricia la barriga. La práctica y estimulación fetal, según los psicólogos modernos, hace que los niños sean más despiertos, activos e inteligentes, se presume que muchos niños estimulados correctamente aprendan el amor por la lectura antes de ir al colegio, los padres y el resto de la familia juegan un importante papel para motivar la lectura y la escritura. Los niños que tienen contacto frecuente con libros, revistas, cuentos, películas subtituladas, y especialmente con personas que leen y escriben en su presencia, se sienten más motivados a leer y a escribir; por esto es recomendable que se les proporcionen los medios materiales necesarios para que se animen a desarrollar este arte.

Algunos especialistas recomiendan salir de compra o de paseo con los niños, con propósito pedagógico, llevarlos a alguna librería motivándolos a que sean ellos los que escojan los libros, cuentos o revistas que deseen, también es recomendable visitar bibliotecas y sitios donde se desarrolle la pintura, la música, el teatro, la danza, llevarlos a la iglesia, el cine, a los museos, parques, a los sitios históricos, galerías, estadios, polideportivo, instituciones educativas, ir de compras al supermercado, observar pancartas, avisos publicitarios, vallas de carreteras que indican rutas, direcciones, déjelo utilizar la tecnología bajo su estricta supervisión pero sin que él se de cuenta que lo vigila... en fin estimular el arte, la cultura y decirles que todo eso se relaciona con las letras, con números y con la estética, con lo bello, con lo grande, con lo bueno, con lo hermoso, con la naturaleza y principalmente con Dios.

Los cuentos con muchas ilustraciones son excelentes para el fin que perseguimos porque les llama la atención y les despierta la imaginación. Los juegos de memoria son ideales para despertar el interés y la concentración. Cuando leas a un niño no dejes de responderle sus preguntas aunque interrumpa a cada rato la lectura, Converse con el niño para ver lo que piensa, al final de cada lectura se recomienda motivar el comentario, esto le enseñará a ser crítico y a comprender mejor el tema tratado. Anímelo a adivinar lo que dice la otra página, muéstrele las ilustraciones ... Inventar historias da buenos resultados... sin lugar a dudas para enseñar se debe estar en constante innovación, abierto a las nuevas tendencias, a la tecnología... no olvide la paciencia, el respeto y el amor a la hora de motivar la lectura. Motívelo a decir bellas palabras y luego plasmarlas en lo inmaculado de una hoja. Dígale que su canción favorita está compuesta de música y letra. Las cartas al niño Jesús y al ratón Pérez, son importantes. Recorte letras de periódicos o revistas y arme palabras y frases. En definitiva la lectura tiene que convertirse en algo sublime, en un acto de amor, de luz y de paz.

Ciertamente cada persona, tiene su propia técnica para enseñar, así que no pretendo otra cosa sino aportar mi humilde destello en el interesante mundo de la lectura y el arte escrito, para erradicar por completo el terrible método de la correa culta.


GRACIAS POR SU LECTURA Y POR SU COMENTARIO.

Bibliografía: MILANO R. Marcos (2004) EL MÉTODO DE LA CORREA CULTA 

Guatire – Venezuela.

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