I
PARTE
Cuando
era un niño me fascinaba escuchar los cuentos de las personas
mayores, - “los niños no se meten en las conversaciones de los
adultos”, decía mi mamá, por lo que me sentaba calladito casi
desapercibido, no se me ocurría interrumpir, (los de mi época saben
el porqué no se podía interrumpir a los mayores, muchos tuvieron
que utilizar prótesis dentales en los primeros años de su vida). Lo
cierto es que mucha veces, mientras los demás niños jugaban yo
prefería disfrutar de las anécdotas o los cuentos de fantasmas y
aparecidos, aunque después me costara conciliar el sueño. Las
tertulias de los abuelos eran mis favoritas, aunque debo confesar que
los cuentos de mi madre eran los mejores ¡como te extraño viejita,
que agradable era conversar contigo!, sus historias me desvelaban
pero como dormía a su lado no me importaba trasnocharme. Recuerdo a
mi madre leyéndome cuentos antes de quedarme dormido, ella leía muy
bien, cada palabra, cada frase llegaba a mis oídos como un afinado
coro de Ángeles, en esa época, sin saberlo, viajaba con mi
pensamiento a la Grecia antigua escuchando a los mejores oradores, mi
mente ordenaba cada escena narrada y mi imaginación daba vida al
relato. Definitivamente mi madre fue mi primera profesora de
literatura, de historia y geografía, de moral, de ciudadanía, de
religión, de valores, de arte... gracias mamá... Gracias.
Mi
madre era feliz rememorando la historia familiar, la historia de la
patria chica y grande, tenía mucha retentiva, memorizaba con
facilidad fechas, protagonistas, acontecimientos y sitios
geográficos, no olvidaba caras, ni halagos, ni ofensas aunque
siempre nos decía: “si quieren vivir feliz olviden las ofensas y
jamás aniden odio en su corazón”, ella, aunque muy fuerte de
carácter (claro, estaba sola y con tres niños pequeños)...
constantemente nos recordaba lo agradable que es perdonar, no le
gustaba el chisme por lo que siempre nos mantenía encerrados, era
muy refranera: “en casa ajena lo que se encuentra es chisme”, “en
boca cerrada no entran moscas”, “casa ajena no se visita a la
hora de las comidas”... en fin, solía utilizar con mucha
frecuencia ese recurso como método de enseñanza; además, le
gustaba cantar mientras hacía los oficios del hogar, a veces era
explosiva, violenta pero era la primera en reconocer sus faltas, era
dicharachera, amena, ocurrente, amable y lo mejor me consentía
mucho... si, fui un niño consentido, claaaaro si era el menor y
además enfermizo.
II PARTE
Hasta
ahora todo ha sido, además de real, poético, romántico, bonito y
en cierto modo bucólico... peeero cuando llegó el momento de
enfrentarme solo a las letras (cuando debía a aprender a leer) sentí
una gran decepción. Resulta que cuando mi madre leía los cuentos,
nunca me interesé en descifrar esos puntos negros que estaban en la
hoja, solo me animaban los dibujos y la dulce voz de mi progenitora.
Fui muy feliz ordenando en mi mente las escenas. La verdad fue que
aprender a leer se me hizo muy difícil... en ese tiempo, creo que
comenzó a fluir de lo más profundo de mí ser un extraño
sentimiento en contra de los mismos cuentos que antes elevaban mi
ingenua imaginación. Fui lento para leer, me costó descifrar los
“puntos negros del papel”, “los grafemas me perseguían en
sueños para devorarme”, no podía leer una corta frase: “mi mamá
me ama”... (ES AQUÍ DONDE VIENE LO TERRIBLE DE MI EXPERIENCIA) ...
Mi amorosa madre, (mi mamá me mima) tenía otra faceta, era bastante
activa, nerviosa, con un tono de voz bastante alto y de poca
paciencia, se estresaba rapidito. Mi mamá, al ver que por mas amor,
cariño, paciencia que me brindaba, yo confundía las letras, las
sílabas y frases, se iba molestando, empezaba a cambiar el tono de
voz, afincaba el dedo en el silabario, fruncía el ceño, me veía y
sus ojos vidriosos emitían destellos incandescentes que bloqueaban
mi inteligencia, su cara se transformaba. Cada vez que mi mamá
trataba de enseñarme la lección, sufría una especie de
metamorfosis y se convertía en una madre neurótica, agresiva,
gritona... en fin, mi bloqueo literario casi le provoca un infarto a
mi mamá.
Un
día, de acalorada lección, nos visitó el hermano mayor y único
hermano varón de mi mamá, mi segundo padre, mi tío Rafael María
Rangel, (QEPD), quién al ver el exaspero de mi madre, le recomendó
un método infalible para que yo aprendiera la lección, método que
aplicó su abuelo cuando lo enseñó a leer, el método no era otra
cosa que correazo por cada letra, sílaba o frase dicha
incorrectamente, mi mamá, disciplinada y obediente (porque antes se
obedecía a los hermanos mayores, hasta la bendición se les pedía)
no dudó ni un instante y comenzó a aplicar el fulano método...
creo que en ese momento odié a mi tío.
Cada
vez que veía el silabario, un libro, periódico, revista o cualquier
cosa que tuviera letras lo acusaba con Dios siendo que esos puntos
negros eran los causantes de mis torturas. Cuando llegaba la hora de
practicar la lección mi frágil cuerpo de niño adoptaba la postura
de los santos de la Edad Media dispuesto a soportar la flagelación.
Mi verdugo, perdón, mi madre, con la correa en su cuello, cual
estola de sacerdote, me veía con su mirada escalofriante y poco a
poco iba abriendo las puertas del infierno, perdón otra vez, del
libro, el cual dejaba al descubierto los cancerberos puntos negros
que me acechaban como jauría para devorarme.
En
una oportunidad, cuando la macabra escena estaba a punto de repetirse
¡SÚBITO! Pude pronunciar correctamente la lección. ¡que alegría
vi la luz sin encandilarme!, reí, lloré, celebré, no sé si por el
hecho de haber aprendido a leer o por haberme liberado del
martirio... lo cierto es que mi madre me estrechó entre sus brazos
amorosos, me besó, dio gracias al Creador Universal, y cuando volvió
mi amado tío a visitarnos le dio las gracias porque una vez más
había funcionado EL MÉTODO DE LA CORREA CULTA. Lo cierto fue que
ocurrió un milagro, aprendía a leer y desde ese momento leía todas
las vallas publicitarias, anuncios, pancartas, titulares de
periódicos, revistas, carteles, las carátulas de discos, las cajas
de los cereales... y todo cuanto tuviera letras, me convertí en una
especie de niño lector compulsivo...
III
PARTE
En
una ocasión, ya adulto, me encontraba en la Biblioteca Pública Don
Luis y Misia Virginia de Guatire, Municipio Zamora, Estado Miranda,
Venezuela., conversando con la directora, para la época, de la
mencionada Institución, Lic. Santa Durán, con ella medité
profundamente esa etapa de mi infancia, luego le pregunté: ¿por qué
si en la primera parte de mi vida fui estimulado hacia la lectura, me
costó tanto leer?, mi amiga, la Lic. Santa, con mucha sabiduría me
respondió: - “yo creo que la respuesta es sencilla, no tenías la
base del preescolar, hoy educación inicial, y si por casualidad la
tuviste, entonces, la base de apresto no fue estimulada”. A lo
mejor mi maestra y mi madre se ocuparon mas en enseñarme las letras
que en motivarme con las actividades propias del nivel, como
recortar, rasgar, pegar, en fin dinamizar e innovar la enseñanza,
hoy existen infinidades de estrategias para enseñar a leer sin que
se tenga que usar métodos conservadores que vulneren los derecho de
los niños, niñas y adolescentes.
La
segunda pregunta que le hice a mi amiga Santa Duran fue: ¿por qué
si mi experiencia fue tan traumática, hoy me gusta leer y
escribir?... su respuesta no se hizo esperar: - “en la primera fase
de tu vida tu madre te leía y eso te marcó la personalidad que hoy
tienes, porque esa primera lectura tenía el olor de tu mamá, el
calor de su cuerpo, lo angelical de su voz, la protección en las
noches cuando lentamente te ibas quedando dormido, su cuerpo junto al
tuyo, el beso tierno y la bendición... inicialmente ELLA CONVIRTIÓ,
LA LECTURA EN UN ACTO DE AMOR, por eso te gusta leer y escribir”.
IV
PARTE
Hoy
existen muchos recursos y estrategias para enseñar a leer a los
niños, merecen especial atención algunas recomendaciones de los
especialistas las cuales dan especial importancia a la estimulación
del feto desde el vientre, es importante que los padres traten al
feto con tanta naturalidad como si tuvieran al niño en sus brazos,
se recomienda leer cuentos mientras se acaricia la barriga. La
práctica y estimulación fetal, según los psicólogos modernos,
hace que los niños sean más despiertos, activos e inteligentes, se
presume que muchos niños estimulados correctamente aprendan el amor
por la lectura antes de ir al colegio, los padres y el resto de la
familia juegan un importante papel para motivar la lectura y la
escritura. Los niños que tienen contacto frecuente con libros,
revistas, cuentos, películas subtituladas, y especialmente con
personas que leen y escriben en su presencia, se sienten más
motivados a leer y a escribir; por esto es recomendable que se les
proporcionen los medios materiales necesarios para que se animen a
desarrollar este arte.
Algunos
especialistas recomiendan salir de compra o de paseo con los niños,
con propósito pedagógico, llevarlos a alguna librería motivándolos
a que sean ellos los que escojan los libros, cuentos o revistas que
deseen, también es recomendable visitar bibliotecas y sitios donde
se desarrolle la pintura, la música, el teatro, la danza, llevarlos
a la iglesia, el cine, a los museos, parques, a los sitios
históricos, galerías, estadios, polideportivo, instituciones
educativas, ir de compras al supermercado, observar pancartas, avisos
publicitarios, vallas de carreteras que indican rutas, direcciones,
déjelo utilizar la tecnología bajo su estricta supervisión pero
sin que él se de cuenta que lo vigila... en fin estimular el arte,
la cultura y decirles que todo eso se relaciona con las letras, con
números y con la estética, con lo bello, con lo grande, con lo
bueno, con lo hermoso, con la naturaleza y principalmente con Dios.
Los
cuentos con muchas ilustraciones son excelentes para el fin que
perseguimos porque les llama la atención y les despierta la
imaginación. Los juegos de memoria son ideales para despertar el
interés y la concentración. Cuando leas a un niño no dejes de
responderle sus preguntas aunque interrumpa a cada rato la lectura,
Converse con el niño para ver lo que piensa, al final de cada
lectura se recomienda motivar el comentario, esto le enseñará a ser
crítico y a comprender mejor el tema tratado. Anímelo a adivinar lo
que dice la otra página, muéstrele las ilustraciones ... Inventar
historias da buenos resultados... sin lugar a dudas para enseñar se
debe estar en constante innovación, abierto a las nuevas tendencias,
a la tecnología... no olvide la paciencia, el respeto y el amor a la
hora de motivar la lectura. Motívelo a decir bellas palabras y luego
plasmarlas en lo inmaculado de una hoja. Dígale que su canción
favorita está compuesta de música y letra. Las cartas al niño
Jesús y al ratón Pérez, son importantes. Recorte letras de
periódicos o revistas y arme palabras y frases. En definitiva la
lectura tiene que convertirse en algo sublime, en un acto de amor, de luz y
de paz.
Ciertamente
cada persona, tiene su propia técnica para enseñar, así que no
pretendo otra cosa sino aportar mi humilde destello en el interesante
mundo de la lectura y el arte escrito, para erradicar por completo el
terrible método de la correa culta.
GRACIAS
POR SU LECTURA Y POR SU COMENTARIO.
Bibliografía:
MILANO R. Marcos (2004) EL MÉTODO DE LA CORREA CULTA
Guatire
– Venezuela.
interesante intresante, he recordado parte de infnacia
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