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lunes, 26 de febrero de 2018

CONVERSANDO CON UNA REPRESENTANTE

imagen tomada de AQUÍ

ANÉCDOTA REAL
- ¡DIRECTOR, VENGO MOLESTA, QUIERO HABLAR CON USTED!
- Buenas tarde Señora, venga, acompáñeme a la oficina y con mucho gusto la atenderé. Al llegar a la dirección, rodé una silla, le ofrecí asiento y pedí a la secretaria que por favor me trajera de la cantina agua y café para ofrecerle a la representante. Mientras esperábamos el agua y el café me senté en el escritorio frente a la dama, le pedí que me disculpara mientras organizaba algunas carpetas.
- Está fresco el día; le dije mirándola a la cara y regalándole una tenue sonrisa, mientras seguía ordenando el escritorio. La secretaria regresó con el agua y el café, le ofreció a la señora la cual agarró el agua, tomó un sorbo, me miró, tomó otro y colocó el envase en el escritorio, yo agarré el café, y le dije:
- Muy bien Señora Usted dirá.

- Director, vengo a poner una queja en contra del coordinador, resulta que la tiene agarrada con mi hijo y yo no me la voy a calar más… todo lo que pasa en el salón se lo achacan, como que si él fuera el único alumno en el aula. Cada rato me lo llevan para la coordinación, le hacen firmar el libro de vida y no sé cuántas veces me han llamado… ¡YA ESTÁ BUENO!...
Sin dejar de interesarme por su problema, mirándola a la cara en todo momento, dejé una breve pausa, esperé que se calmara y le dije:
- Señora, gracias por venir a conversar conmigo, siempre es bueno y además necesario que los representantes se den una vuelta por la institución… lo primero que le voy a manifestar es mi respeto; además, le pido disculpas por la molestia causada; sin embargo, le ruego me responda algunas preguntas en aras de resolver en buena lid el conflicto:
- ¿Dígame cómo se llama su hijo y por favor el grado y la sección en la que estudia? Al obtener la respuesta, inmediatamente pedí a la secretaria que me trajera el expediente del joven. Cuando llegó el sobre manila pude ver lo que realmente estaba pasando… después de analizarlo por un momento le expliqué a la representante lo siguiente:
- Señora, de acuerdo con esta información, puedo presumir que el coordinador “no la tiene agarrada con su hijo”, tal como Usted lo afirmó, lo que ocurre (repito, de acuerdo con lo que estoy viendo en el sobre de su hijo) es que en algunas materias el joven no guarda la debida compostura, al parecer provoca situaciones que distraen la atención de la clase y hasta genera desorden en el aula y en una ocasión se peleó con otro compañero, aquí dice que irrespetó a la profesora de Castellano; además tiene muchas inasistencias… al parecer viene al liceo pero no entra a todas las clases sino a algunas asignaturas, el resto del día se le ve caminando por los pasillos, fíjese… y fui enseñándole cada una de las notas que tenía… al final, ya calmada, me dijo:
- Yo sé que mi hijo no es un santo pero es que el coordinador no lo deja en paz…
- Señora, el coordinador, en este caso, sólo está cumpliendo con una de sus funciones. Si usted se fija bien notará que en cada asignatura su hijo presenta problemas serios de indisciplina, los profesores han tomado las medidas disciplinarias permitidas, pero cuando el conflicto continua o supera lo legalmente establecido, entonces pasan el caso al coordinador y es él quien toma las medidas que el caso amerita, entre las cuales está citarla a Usted… por esa razón, le reitero: “el coordinador no la tiene agarrada con su hijo”. La señora, siguió mirando el expediente y me dijo:
- Está bien profesor, yo tomaré cartas en el asunto y trataré que ese muchacho mejore…
- Me parece bien que nos ayude, recuerde que su hijo tiene viviendo con usted quince años pero en esta institución, compartiendo con nosotros, sólo tiene seis meses debido a que antes estudió en otro liceo y por lo que veo aquí, presumo que le solicitaron cambio de ambiente.
- Es verdad profesor, así fue.... en el otro liceo era insoportable. (a confesión de parte...relevo de pruebas)
Lo cierto es que la conversación se extendió por varias horas y lo que pude observar fue un verdadero drama social… escuché largo rato a la señora, le manifesté algunas cosas, le di algunas recomendaciones, me comprometí a ayudarla en lo que estuvieras a mi alcance, lo primero que hice fue conversar con el muchacho; luego me reuní con el coordinador para tratar el tema, también, me reuní con los docentes de la sección… creo que juntos pudimos ayudar al joven o por lo menos contribuir en algo en su formación.
Me despedí cariñosamente de la señora no sin antes redactar y firmar un acta.
Hoy, vi al muchacho, me saludó con afecto, me dijo que está trabajando y estudiando, vive con una muchacha y me aseguró que se está portando bien, ¡he madurado, profesor! ambos sonreímos, lo bendije, nos dimos la mano y cada quien siguió su camino. Debo confesar que verdaderamente vi a un hombre nuevo. ¡Toda la gloria sea para Dios!.

Marcos E. Milano. R.

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