FOTOS E IMAGENES

sábado, 9 de mayo de 2020

Sebastián Miranda, el esposo de la panadera.

La panadera de la dignidad


image.png
Fuente
Son muchas las expresiones que se usan en Venezuela, una de ellas es: "el hijo de la panadera" , frase que muchos le dan una connotación de desprestigio, exclusión o baja estima, por ejemplo, cuando alguien se siente ignorado suele decir: "no me toman en cuenta, porque soy el hijo de la panadera"; lo cierto es que la mayoría de los dichos populares, refranes o frases como la anterior, generalmente tienen su origen en algún hecho histórico, en este caso ocurrió que el 16 de abril de 1769, el entonces Gobernador de Caracas y Capitán General, José Solano y Bote convocó una reunión en la Plaza Mayor con el fin de activar los cuerpos de milicias de la ciudad, para cumplir con ese propósito se necesitaba formar los distintos batallones y además nombrar los oficiales que estarían al frente de los mismos, uno de los oficiales designado por el Capitán General, con el grado de Capitán de la sexta Compañía de Fusileros del Batallón de Blancos de Caracas, fue Sebastián de Miranda, padre de quien más tarde será conocido en la historia de Venezuela como el Generalísimo Francisco de Miranda.

El nombramiento de Sebastián de Miranda desagradó a la clase social dominante para la época, los mantuanos, quienes se sintieron muy ofendidos, argumentando que Miranda no era merecedor de tal distinción por no pertenecer a la alta alcurnia, no mostraba ninguna distinción más allá de ser un comerciante adinerado, no era descendiente directo de los antiguos conquistadores, no pertenecía a la nobleza criolla, no poseía abolengo demostrable ni era aristócrata, el Sr. Miranda era de la clase social considerada blanco de orilla, un plebeyos, sin linaje; además, era hijo de padres canarios y lo peor estaba casado con una mujer descendiente de portugués y canaria, de oficio PANADERA.
Lo cierto fue que el día siguiente de la ceremonia, en la Plaza Mayor, los ofendidos mantuanos se reunieron de emergencia en la casa de Juan Nicolás Ponte, recién nombrado Comandante del Batallón de Blancos, allí, la mayoría de los oficiales que habían recibido nombramientos, acordaron dirigir una comunicación al Capitán General exponiendo la razón del descontento ya que ellos estaban dispuestos a renunciar si no se excluía a Sebastián Miranda como oficial del batallón de blancos, de esa reunión salió una especie de carta la cual firmaron Juan Nicolás de Ponte y Mijares, Francisco Felipe Mijares de Solórzano, marqués de Mijares; Martín Tovar y Blanco, Francisco Palacios y Sojo, José Galindo y Gabriel Bolívar y Arias, todos ellos connotados mantuanos caraqueños. El Capitán General los recibió y trató, sin éxito de mediar entre las partes. El mismo Cabildo y hasta los aristócratas más renombrados como Sebastián Rodríguez del Toro, marqués del Toro, Antonio Blanco y Herrera, José Antonio Bolívar dirigieron comunicación al Capitán General, título personal, apoyando la postura de la alta alcurnia de Caracas.
Lo cierto fue que la "crema y nata" de la rancia oligarquía colonial caraqueña lanzó todos su improperios contra el papá y la mamá de Francisco de Miranda; provocaron tal escándalo, que hasta las emperifolladas damas tomaron parte en el acontecimiento. Sebastián de Miranda, renunció a su nombramiento seis días después del escándalo, pero decidió dar la pelea legal y demandó a los promotores del agravio contra él y su esposa, estuvo determinado desde el primer momento a hacer valer sus derechos y con dignidad los enfrentó, gracias a Dios, muchos españoles decidieron apoyarlo escribiendo cartas al rey.
El conflicto fue de tal magnitud que trascendió hasta la corona española, finalmente el rey se pronunció sobre el suceso, fallando a favor de Sebastián de Miranda. La respuesta del monarca fue tan contundente que, entre otras cosas, mandó que borrasen del libro capitular todo lo concerniente al día 17 de abril de 1769; exigía perpetuo silencio sobre la indagación de la calidad y el origen de Sebastián de Miranda.
La comunicación real, fechada el 12 de septiembre de 1770, llegó al Cabildo de Caracas un año y medio después, fue leída y se acordó darle cumplimiento, permitiendo que Sebastián Miranda usara su uniforme y el bastón de capitán, aunque para ellos seguía siendo un plebeyo.
Este acontecimiento, aunque sentó un precedente de dignidad afectó bastante al joven Francisco de Miranda, quien decidió irse a Europa a estudiar y hacer una nueva vida sin tener que soportar la afrenta colonial de ser el hijo de la panadera.


NOTA: Esta interesante anécdota, de la historia de Venezuela, puede leerla con detalle en el libro “El hijo de la panadera”, de la Profesora e Historiadora Inés Quintero o si lo prefiere pulse el siguiente link
Los invito a visitar mi blog titulado: De los Principios y Valores que quedaron atrás.

3 comentarios:

  1. primero mis felicitaciones por la publicación y luego agradecer las mismas notas ya que es parte de la historia patria que suele contarse a conveniencia de algunos entes y no ser patrimonio publico tal como creo pretende este blog,así pues mi respaldo e instarles a continuar por esta senda aportando el resplandor que permita mantener la alternativa de hacerla iluminada.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Gracias mi respetado y querido amigo. Saludos e infinitas bendiciones.

      Borrar
  2. Excelente, entretenida narración.Ojalá sirva para que muchos de nuestros jóvenes se sientan invitados a disfrutar su lectura.

    ResponderBorrar

Gracias por comentar en este pagina.