¡Oh, Salve, Espíritu Santo! Ven, y derrama tus dones de amor sobre mi, mi familia, mis amigos y sobre las personas de fe que leen este post. Amén
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El 12 y 13 de marzo de 1994, junto a mi esposa Mercedes Jiménez y mi compadre Roberto Vargas, fundamos el Movimiento Juvenil Paradigma, con la finalidad de promover valores espirituales, morales, ciudadanos y éticos en los adolescentes y jóvenes de nuestra comunidad.
La convivencia inicial la realizamos gracias al apoyo incondicional del profesor y amigo Jesús "chino" Urbina, en la Sala de Fisiometría de Guatire, Estado Miranda, Venezuela; la primera convivencia contó con la participación de veinte (20) muchachos, diez varones y diez hembras; en edades comprendidas entre 12 y 15 años. Como todo inicio, ocurrieron algunas improvisaciones, jamás faltó el entusiasmo, pero existía la duda por lo de la falta de atención y dinamismo propio de la edad de nuestros participantes, ante esas dudas, reuní a mi equipo para animarlos, les dije que todo iba a salir bien y la primera afirmación que hice fue porque esa obra estaba bajo la Luz y guía del Espíritu Santo, nos tomamos de las manos, bajamos nuestras cabezas en señal de recogimiento, respiramos suave y profundo e invocamos su presencia. A partir de ese momento todo fluyó y fue un éxito. Por cierto, el primer día (sábado) y en plena ejecución de la planificación, ocurrió algo inesperado, uno de los expositores no pudo asistir, por lo que quedaría ese espacio vacío; el encargado de la Sala, nuestro amigo, hermano y colega Profesor Jesús "Chino" Urbina, se preocupó, yo lo calmé diciéndole que esa actividad estaba iluminada por el Espíritu Santo, él, inmediatamente me dijo y a la vez preguntó:
- está bien, respeto tu fe, pero, ¿qué vamos a hacer?. Yo, con mucha calma le dije,
- tranquilo hermano, apliquemos un plan B y usted nos va a ayudar.
- ¡YO!,
- si vale, tranquilo, Usted es un excelente cuentacuentos por lo que en ese espacio puedes relatarles uno o dos cuentos a los muchacho.
- ¡Qué! tu estás loco, yo solo hago esa actividad con niños, estos chamos ya están grandes y sus intereses son otros.
- Tranquilo amigo, hazme caso... llegada la hora, y como lo habíamos acordado en esa reunión, mi amigo, confiando en el poder del Espíritu Santo, se presentó delante de los veinte participantes y comenzó, con gran elocuencia, pedagogía y entusiasmo, a narrar el primer cuento, luego el segundo lo acompañó con dinámicas y el tercero y el cuarto... en fin, cuando trataba de terminar los muchachos pedían otro y el entusiasmo, la alegría y la cara de felicidad que mostraban fue verdaderamente sorprendente y muy emocionante... ese episodio ninguno lo hemos olvidado, gracias al impulso espiritual de Dios y a la excelencia profesional de mi hermano, Jesús "chino" Urbina, logramos el objetivo. A partir de ese momento, en la apertura de una convivencia o cuando nos vamos a dirigir al público, invocábamos al Espíritu, también lo hago cuando voy a escribir, siempre pido la Luz y la sabiduría que viene de Dios, a través de su radiante Espíritu.
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Los creyentes en la Trinidad Santa, sentimos un profundo respeto por el Espíritu Santo. Invocarlo es una práctica habitual en las personas de fe. En mi caso; por ejemplo, cada vez que me enfrento a un público o a alguna situación que considero pueda necesitar de la ayuda divina lo invoco y dejo que su Luz y su Sabiduría actúen a través de mí; también lo hago cuando voy a orar... ¿cómo lo hago?, me detengo por un instante, preferiblemente a solas, respiro profundo, me relajo, cierro mis ojos e invoco con mucha fe, pronunciando una oración espontánea, similar a la que dejo a continuación:
ilumíname con tu luz y lléname de tu Sabiduría;
te pido prudencia, fortaleza y templanza;
dame seguridad y coherencia al hablar,
al escribir y cuando estoy orando.
Aumenta mi fe.
Pon en mi mente y en mis labios tus palabras;
se tu quien hables y obres a través de mi.
Que mi manera de actuar refleje tu existencia;
que las palabras que salgan de mi boca
lleven tu destello, para que las personas que
me rodean y los que me escuchen,
se inunden con tus dones y con la verdad,
la fe, la esperanza y la caridad que emana de Dios;
y que el amor, la justicia, la libertad y la paz
de nuestro Señor Jesucristo me acompañen siempre.
Te pido que yo, humilde devoto tuyo, sea testimonio vivo
de tu presencia radiante en el mundo.
Cuídame, protégeme y dame mucha salud de cuerpo,
alma y espíritu e ilumíname el camino hacia Dios,
Amén
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Autor:@marcosmilano71
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