Cuando el rumor lo convierten en verdad.
Incontables son los recuerdos que llegan a mi memoria cuando veo la imagen, del Templo Parroquial Santa Cruz de Pacairigua de Guatire. Desde mi nacimiento fue este el lugar que más visité hasta que cumplí 18 años de edad, momento en el cual y de manera voluntaria, me alisté en el ejército para servirle a mi patria como soldado.
Siendo un bebé mi mamá me llevaba en sus brazos a la iglesia, allí fui bautizado, confirmado, hice mi primera comunión, fui monaguillo por varios años; en fin, hermosas remembranzas vividas y bellas amistades que hasta hoy perduran. Ese recinto sagrado fue mi segunda casa. Mi rutina diaria consistía en ir al liceo todo el día y de allí a la iglesia. Todas las tardes y hasta llegada la noche la pasaba en mi parroquia, luego regresaba a mi casa.
Los domingos se realizaban cuatro celebraciones litúrgicas, desde las 06:30 de la mañana el templo permanecía abierto hasta pasada las 07:00 de la noche, cuando mi amigo Oswaldo Reverón y yo lo cerrábamos. Generalmente yo asistía a tres de las misas: la de las 08:30 de la mañana, donde los muchachos de la Renovación Carismática Católica, hijos predilectos del finado Monseñor Florencio Jiménez, eran los responsables de cantar a esa hora, sus cantos alegres nos llenaban de la energía que emana del Espíritu Santo. A las 10:30 de la mañana les tocaba el turno a las bellas muchachas de la Hermana Encarnación (QEPD), de la comunidad del Divino Maestro; las Montañeras de Santa María y a la 06:30 de la tarde las voces inconfundibles de los jóvenes de la Legión de María, hijos predilectos del Padre Delfín Palau, de la Hermana Alicia y de la Hermana Isidora, ya fallecidos los tres. Lo cierto es que nuestra parroquia era joven, dinámica y activa. Los mayores se contagiaban fácilmente con la alegría juvenil por lo que nuestra entusiasta feligresía celebraba las misas con devoción y con alegría.
Fuente
Así como recuerdo a los grupos, también recuerdo a cada Obispo, Sacerdote y Diácono que pasaron por nuestro templo parroquial, recuerdo, además, a cada fiel comprometido con su fe católica, a cada sociedad sostenedora de los distintos cultos que se activaban en Semana Santa. Pienso en las ancianitas que asistían con su velo y a los abuelos, fieles devotos de los oficios religiosos. Recuerdo con cariño al finado Sr. Armando Echezuría, encargado de la Capilla del sector más antiguo del Municipio Zamora, Las Barrancas, él asistía religiosamente todos los día a la misa de 06:00 de ta tarde que se celebraba de lunes a Sábado. Recuerdo su Voz como también recuerdo la extraordinaria voz de la Sra. Margarita Rico, hija del músico guatireño Régulo Rico...
¡Dios, gracias por tantos recuerdos hermosos!
Muchas anécdotas vividas puedo contar, como la de la cachúa o mujer con cachos, mito que perturbó la tranquilidad de muchos templos de Caracasy del Estado Miranda. Ocurrió que llegué, como todos los día a la casa parroquial a buscar las llaves para abrir el templo y cuando el Padre Armando Requena (en la foto, lado izquierdo del Obispo), me vió, me dijo: "prepárate para que me ayudes a exorcizar a la mujer con cachos", yo me sonreí pero no entendí lo que pasaba, si noté que cuando llegué había mucha gente en la plaza 24 de julio.
Algunas personas conocidas me abordaron de inmediato para que les certificara la presencia de la supuesta mujer cachúa, yo ignoraba por completo ese mito, pero la gente insistía que el sacerdote y yo estábamos mintiendo, lo cierto es que ese día no pudimos celebrar la misa, la cantidad de curiosos fue colmando cada espacio de la plaza, convirtiendo el lugar en un caos, gritos, carreras, desorden, la excitación de la gente llegó al punto, que intentaron varias veces violentar las enormes puertas del templo, gracias a Dios que aguantaron la presión, evitando que el recinto sagrado fuera profanado. Ese día fue un verdadero pandemónium.
Al Padre Armando Requena, a Oswaldo Reverón y a mi nos tocó fuerte ese día. Por cierto; un vecino de mi barrio, de nombre José Luis Requena mejor conocido como "Chevy" llegó corriendo a mi casa asustado y le dijo a mi mamá y a mis hermanos que él había visto cuando la mujer con cachos me agarró por el cuello y yo me desmayé; por supuesto, nadie le creyó porque es un mitómano empedernido, todavía lo es.
El Mito de la mujer cachúa se extendió como la pólvora, al parecer fue una leyenda creada por unos estudiantes de Sociología de la UCV, como parte de un trabajo de grado que buscaba demostrar lo que puede hacer, o cuán peligroso puede ser un falso rumor, dado como cierto, en la sociedad.
Fue tan sonado el mito de la supuesta cachúa que el canal de Televisión RCTV (Radio Caracas Televisión) grabó la leyenda y la pasó en un programa llamado “Archivos del mas allá”. La leyenda la grabaron en la Iglesia de la Pastora en Caracas.
Leyenda de la mujer con cachos
Se cuenta que una joven se enamoró de un hombre casado, quien con el tiempo la abandonó, esto cambió su carácter, se volvió grosera, maldiciente, y molesta, no soportando tal desprecio acudió a trabajos mágicos de tilde oscuro, y en una Semana Santa hizo un tenebroso ritual para que su hombre regresara. Su madre despertando a media noche notó luces en su habitación, al abrir la puerta encontró a su hija dentro de un círculo de sal rodeada de velas negras, con la escenificación perfecta de una invocación maligna. Sin comprender del todo lo que estaba pasando, se asustó tanto que la llamó rompiendo el círculo de protección, y lo que estaba invocando la poseyó, al instante enfurecida sin contener su ira golpeó a su madre quedando maldita y salió huyendo.Al día siguiente despertando de su inconsciencia comenzó a buscar a su hija por todas partes, encontrándola en un callejón, despeinada y sucia, notó impresionada que en su frente tenía unas protuberancias. Asustada acudió al sacerdote quien la trajo engañada y fue así como la encerraron en un lugar de la iglesia para practicarle un ritual de exorcismo bajo el sonido de sus imponentes campanas.
De esa forma se cuenta que fue liberada de la maldición, con la condición que cada Semana Santa debía recorrer los templos hasta que desaparecieran los cachos para no volver a ser poseída. Las personas se congregaban para ver a la mujer de los cachos, la cual penetraba en el sagrado recinto con un velo que cubría toda su cabeza, dando lugar a que le dieran el nombre de “La Cachua de la Pastora”.
Lala y Beatriz Ferreira G. (Círculo de Miedo) FIN
Autor:@marcosmilano71
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