El tiempo pasó sin detenerse y la otrora Diva no se percató.
¡Nada es como ayer!... Nada es igual.
Las agujas indetenibles del tiempo
no perdonaron las noches de pasión y de lujuria,
que tanto disfrutó la otrora diva del cabaré
y que tanto disfrutaron los que estuvieron con ella.
no perdonaron las noches de pasión y de lujuria,
que tanto disfrutó la otrora diva del cabaré
y que tanto disfrutaron los que estuvieron con ella.
Aquella fresca aroma a primavera desapareció
para darle paso a lo rancio, nauseabundo y repugnante.
para darle paso a lo rancio, nauseabundo y repugnante.
¡Nada es como ayer!... Nada es igual.
Lo terso y delicado de su piel,
la fortaleza de sus brazos y piernas,
la firmeza de sus pechos y hermosos pezones,
la dureza de sus nalgas y lo plano de su abdomen,
su mirada penetrante y su voz sensual…
la otrora inagotable miel de su codiciado panal,
aquellos carnosos y provocativos labios carmesí,
el fino perfume que emanaba de su cuerpo…
quedaron en aquellas felices remembranzas
y en lontananza de aquel recordado lugar.
Lo terso y delicado de su piel,
la fortaleza de sus brazos y piernas,
la firmeza de sus pechos y hermosos pezones,
la dureza de sus nalgas y lo plano de su abdomen,
su mirada penetrante y su voz sensual…
la otrora inagotable miel de su codiciado panal,
aquellos carnosos y provocativos labios carmesí,
el fino perfume que emanaba de su cuerpo…
quedaron en aquellas felices remembranzas
y en lontananza de aquel recordado lugar.
El quebranto general pasó su factura inclemente,
el evidente deterioro físico y el espejo no mienten.
¡Nada es como ayer!... nada.
el evidente deterioro físico y el espejo no mienten.
¡Nada es como ayer!... nada.
Autor:@marcosmilano71
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