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miércoles, 24 de agosto de 2016

Perdonar, es de grandes amores.



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José Alberto y Pamela se casaron como todas las parejas, enamorados loquitos. Él trabajaba en un banco y ella era maestra de preescolar o educación inicial, como le llaman ahora. Acostumbraban a salir a cenar cada fin de semana. Cuando José Alberto regresaba del trabajo, jamás olvidaba traerle un detalle a su amada esposa. Ya tenían dos niños, una hembra y un varoncito. Pero el tiempo poco a poco parece traer consigo el deterioro de las cosas más bonitas y el joven fue perdiendo el hábito de los detalles. Pamela lo notó, pero guardó silencio; por las noches lloraba en silencio. Algo estaba ocurriendo con su José Alberto. El muchacho comenzó a llegar tarde y siempre daba una excusa diferente, pero Pamela no le creía, aunque guardaba silencio, sospechaba que él tenía una amante, no lo podía probar, pero estaba segura. Una tarde, como a las seis, después de regresar de la escuela donde laboraba, recibió una llamada que la congeló la sangre en las venas: ¡aló! - era una voz de mujer- si eres Pamela, debo decirte que tu esposo está en el parque de la calle diez con una chica. Sin perder tiempo, se cambió de ropa y sin arreglarse mucho, salió de prisa, el lugar no era lejos, llegó al parque y allí estaba su esposo, agarrado de manos con una linda jovencita, un poco más joven que ella. Sin decir palabra alguna, pasó lentamente frente a la pareja y volteó para mirarlos, José Alberto la vio, pero no hizo nada, Pamela siguió de largo y se fue a casa. 

Como a la hora y media, el muchacho regresó a casa. No sabía lo que iba a decir, pero algo se le ocurriría, pensó. Cuando llegó a casa, no encontró a nadie; un papel escrito encima de la mesa decía: “me voy con mis hijos, que sean infelices y se mueran los dos. Ojala algún día puedas entender cuanto te amé, el error que cometes y cuanto significabas para mí”. No habían transcurrido ni dos meses, cuando su relación con aquella jovencita terminó. No soportaba estar sin Pamela y sus hijos, comprendió que había cometido el error de su vida y comenzó a buscar a su esposa pero todo fue inútil; en la escuela le dijeron que estaba de reposo. Se la había tragado la tierra. Pasaron ocho meses y una tarde recibió un papel que decía: “hola José Alberto, soy pam, mi abogado va a buscarte para mi divorcio, he conocido un joven que quiere casarse conmigo, estoy saliendo con él, ama a mis hijos y se parece algo a ti, tal vez por eso empiezo a enamorarme de él. Chao”. El fin de semana, se animó asistir a una fiesta que daba un gran amigo suyo y de ahora su ex esposa. Se estaba tomando una cerveza, cuando vio entrar a Pamela tomada de la mano con un individuo que él no conocía. Algo se movió en su estómago, sintió deseos de vomitar, y su rostro palideció cuando la vio venir hacia él con aquel muchacho que la abrazó. “hola José Alberto -saludo ella y le presentó a Julián. Trató de calmarse y conversaron amablemente los tres. Al decirle ella que al tener el divorcio se casaría con Julián, José Alberto les deseo lo mejor. Lloró como un bebé cuando vio que Pamela se retiró de la fiesta sin siquiera decirle adiós, tomada de la mano con Julián. A la media hora, él también se marchó, la había perdido y esta vez para siempre; hay errores que se pagan muy caro, pensó para sí. Camino a su casa, vio el lugar donde cenaba siempre con ella, vio uno por uno los lugares donde compraba los detalles que le llevaba. Entró a una tienda y compró una rosa roja para llevársela a ella y de repente pensó: “dios, estoy enloqueciendo, ayúdame”. Cuando llegó a casa, se sentó en el sofá y se quitó la ropa, había llorado tanto que sus ojos estaban hinchados, entró a su dormitorio para darse un baño y allí estaba Pamela, sentada en la cama con sus dos hijos. “hola José Alberto, te mentí, sólo te he amado a ti. Ven mi amor, te perdono por lo mucho que te amo”. Se abrazaron y lloraron los cuatro. Jamás cometería el mismo error. Cuando el cuerpo ya no puede, el alma busca la salida. Busca y perdona a un amigo, no importa el daño que te haya hecho.


Rafael gonzález.-
(de mi libro: curiosidades: 20 historias agradables, para ti, que no te gusta leer)
Autor: Rafael González.                                                                    
Autorizada su publicación.
Publicado: miércoles 24 de agosto de 2016.

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