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jueves, 25 de agosto de 2016

TEATRO EN MI ESCUELA

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TEATRO EN MI ESCUELA

Cursé toda mi educación primaria en el Grupo Escolar “Elías Calixto Pompa”, de Guatire, Municipio Zamora, Estado Miranda, Venezuela. Los momentos más felices de mi infancia transcurrieron en ese sitio sagrado de moral y de luces. Siempre fui un niño muy inquieto y extrovertido, me gustaba participar en todas las actividades que mis maestros organizaban, bailé, canté, hice teatro, danza, deporte, pintura, quería estar en todas las comisiones: cruz roja, disciplina, sociedad bolivariana... en fin, en toda planificación artística, deportiva, religiosa y recreativa participaba con entusiasmo. En Kindergarten o preescolar (hoy educación inicial) participé en una obra donde representé a un indio, mi mamá me compró un tambor muy bonito y me hicieron un traje de yute y una corona de plumas, bailé y canté al ritmo de:

EL INDIECITO.

“Soy un Indiecito
Voy tocando mi tambor
Pom, pom, pom, pom,
Pom, pom, pom,pom,
Pom, pom, pom.
Llevo en mi cabeza
Cinco plumas de color
Trala la la la la
La la la la la
La la la.
Suena la maraca
Al compás de mi tambor
Sh, sh, sh, sh,
Sh, sh, sh, sh,
Sh, sh, sh.”

Cada vez que llegaba una fiesta o conmemoración patria el niño Marcos participaba, yo esperaba cualquier efemérides para actuar. Con mi maestra Felicia Palacios participé en una obra que destacaba la importancia de la Cruz Roja Internacional y en un homenaje que se le hizo a Florence Nightingale, enfermera, escritora y estadista británica, considerada precursora de la enfermería profesional moderna y creadora del primer modelo conceptual de enfermería. Aquí me tocó representar a un niño herido que era curado por una enfermera, antes de salir a la escena encontré unos tubos, tablas, hierros de pupitres viejos y unas perolas, agarré todo aquello y lo lancé al suelo lo que provocó un estruendoso ruido e inmediatamente salí a escena corriendo y gritando (eso no estaba en el guión) lo que sorprendió a todo el público, quienes después de pasar el susto, rieron a carcajadas, yo mismo me reí tanto que no pude darle la seriedad requerida al personaje.

También recuerdo que me inscribí en el grupo de teatro que dirigía mi profesor y amigo Jesùs Eduardo Espinoza Leon, hombre que ha sido un verdadero mecenas de las artes escénicas, un apasionado de los guiones y de las tablas, uno de los pedagogos mas respetables que he conocido, excelente profesional, ciudadano ejemplar y buen amigo; de él aprendí algunas técnicas que me han servido en mi trabajo vocacional como docente y en mi formación ciudadana: la respiración diafragmática para mejorar nuestro sistema respiratorio, educar la voz y aprender a proyectarla, leer bien, memorizar parlamentos e improvisar, movimientos y desplazamientos en los escenarios, importancia del lenguaje oral, escrito y gestual, dominio de grupo, liderazgo, vivir intensamente al personaje que se representa y de allí la importancia de transmitir correctamente el sentimiento que se desea proyectar para que impacte al espectador (el drama). 

El teatro me enseñó a respetar al público, a perder el miedo escénico, a interactuar con las personas que me escuchan, a ser disciplinado, ordenado, colaborador, innovador, a trabajar en equipo, estimuló mi creatividad e imaginación, me ayudó a tener facilidad de expresión, entre otras no menos importantes que están presentes en mi vida cotidiana. 

Reconozco que no soy un buen actor pero bajo la dirección de Jesús Eduardo Espinoza protagonicé dos obras de teatro que en su época gustaron bastante: Juan el Esclavo y Juancito el limpiabotas...Gracias querido y admirado amigo por enseñarme tantas cosas y por tu amistad sincera. Al llegar al Liceo Juan José Abreu participé en una obra de teatro llamada "Las palabras en la arena", donde representé al sacerdote del templo de Jerusalén Joazar. 

NOTA IMPORTANTE: Esta obra fue escrita por el español Antonio Buero Vallejo, estrenada en el Teatro Español el 19 de diciembre de 1949. Las palabras en la arena es la única obra escrita por el autor, se basa en el pasaje bíblico donde le llevan a Jesús a una mujer sorprendida en adulterio. En su época la obra obtuvo el Premio de la Asociación de amigos de los Quintero.

Autor: Milano R. Marcos E.

Publicado: jueves, 25 de agosto de 2016.

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