Pidiendo a Dios la presencia redentora de la madre
Rumbo al poniente va el ocaso,
cubriendo de gris todo a su paso,
el niño pobre va descalzo
y en su estómago los latigazos,
del hambre que lo azota sin clemencia.
cubriendo de gris todo a su paso,
el niño pobre va descalzo
y en su estómago los latigazos,
del hambre que lo azota sin clemencia.
Camina cabizbajo por la ausencia
de la madre, que otrora,
dio su regazo; anda solo, triste
y sin hallar aquel remanso,
que una vez calmó su sed,
en la estancia feliz,
de aquellos brazos.
de la madre, que otrora,
dio su regazo; anda solo, triste
y sin hallar aquel remanso,
que una vez calmó su sed,
en la estancia feliz,
de aquellos brazos.
El niño llora su rechazo,
pidiendo a Dios
la presencia redentora,
de la mujer enferma que él añora,
la que lo abandonó, sin romper el lazo
de su maternal inconsciencia.
pidiendo a Dios
la presencia redentora,
de la mujer enferma que él añora,
la que lo abandonó, sin romper el lazo
de su maternal inconsciencia.
Autor:@marcosmilano71
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