FOTOS E IMAGENES

jueves, 18 de octubre de 2018

Entre gustos y colores no han escrito los autores.

Lo que para algunos es desagradable para otros es un deleite.

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Sin lugar a dudas, al leer el título y el subtítulo de este Post pudiéramos pasar días analizando diferentes situaciones en la que se aplican estas máximas. Todo lo que nos rodea es percibido por el receptor a su manera; cada individuo vive sus propias experiencias; cada cabeza es un mundo; cada loco con su tema; cada quien con su cada cual… en fin, así es la vida, cada uno a su manera.
Por esa razón, lo estudiosos de estos temas afirman que las sensaciones son experiencias propias del individuo; sin embargo, existen percepciones sensoriales que son comunes en algunas personas. Dichas percepciones son recibidas por nuestro cerebro, causadas por estímulos que recibimos a través de nuestros cinco sentidos: olfato, gusto, vista, tacto, oído; las cuales pueden ser agradables o desagradables dependiendo de cada quien.
Haciendo uso de mi empirismo, presumo que cuando alguno de nuestros sentidos es estimulado por un factor externo, el cerebro envía inmediatamente un impulso al cuerpo para que este reaccione de la manera que ya conoce de acuerdo con su experiencia.
En el arte culinario, por ejemplo, existen distintos aromas, sabores y texturas que son recibidos por chef y comensales de similares o distintas maneras. Aquí, además, juega un papel importante la presentación de un plato, de una comida, postre o bebida. Mi esposa suele decir: yo como con la vista, indicando con esto que para ella es muy importante lo que ve, la etiqueta.
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Dentro de los placeres que me gustan está lo crujiente, me encanta la sensación que produce en mi la fricción del chicharrón al ser triturado por mis dientes y molares, el sonido crak crak crak… realmente es fascinante masticar una arepa con la concha dura y la masa suave, una cubierta de chocolate que se parta lentamente en nuestra boca, maníes, pistacho, merey o cualquier semilla, cereal o fruto seco, unas empanada doraditas, un pollo frito a la broster, galletas y cualquier chuchería crujiente, alimentos empanizados u horneados que queden tostaditos, tostones, papas fritas, entre otros placeres… ¡ummm qué deleite, qué sensación tan agradable para mis sentidos!
Lo cierto es que, por diversas razones o por la razón que sea, a muchos ese tipo de textura no le causa la misma sensación, es por esto que para finalizar dejaré, con todo respeto, una sana recomendación para aquellas personas que por razones odontológicas no pueden disfrutar este placer, haga un esfuercito y visite al odontólogo, recuerde que la vida es corta.
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Gracias por leer las ocurrencias de este humilde mundano pecador.

Dios les bendiga a todos.

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