imagen tomada de AQUÏ |
Eran
las tres de la mañana y Diana aun no podía conciliar el sueño. Su
cuerpo reposaba en la cama de una amplia habitación, entre suaves
sábanas color champag, su preferido, pero sus pensamientos volaban
de un lugar a otro. Hacía apenas unas horas había firmado un
documento que le devolvía la libertad y la posibilidad de ser
nuevamente la mujer alegre que ella conocía.
Parecían
haber terminado los días de sentir una profunda e infinita soledad,
a pesar de dormir al lado de alguien, quien una vez despertó en ella
los sentimientos más hermosos. Quien una vez juró casi con lágrimas
en los ojos que nunca la abandonaría y que la amaría para siempre.
En sólo un instante pasaron de ser los mejores amantes y amigos a
ser unos absolutos extraños. Dos seres que se topaban en la mañana
camino al baño, o coincidían en la misma cocina buscando una taza
de café…
Diana
intentaba luchar con un sentimiento de vacío, muy parecido a un
duelo o una tristeza que sólo siente quien ha perdido a un ser
amado. Sin embargo, estaba segura que era lo mejor que le había
pasado, ya no tendría que despertar en medio de la noche buscando
las manos tibias de un compañero que sólo era un cuerpo sobre su
cama, y que hacía mucho tiempo que ella había dejado de despertarle
su interés.
Diana
se preguntaba una y otra vez como esperando escuchar una voz que le
trajera sosiego a su incertidumbre, qué pasó? En qué momento nos
convertimos en unos compañeros de cuarto? cuándo se acabó ese amor
que parecía eterno? Es que acaso habrá alguien mas?
No,
respondía como quien desesperadamente trata de asirse a una tabla
que le permita flotar en medio de una terrible tormenta.
Diana
decide levantarse de la cama, el reloj ya marca las 5 am, el día
comienza para ella, no hay tiempo para estar triste, apenas suene la
alarma de su teléfono comenzará su rutina, se meterá a la ducha,
disfrutará del agua tibia recorriendo todo su cuerpo, luego tomará
una buena taza de café y apenas sean las 6 am estará saliendo de
su casa, con su mejor atuendo que es su enorme sonrisa que deja ver
su dentadura blanca y casi perfecta. Saludará como siempre a las
personas que se encuentre a su paso, y nadie sabrá que Diana no ha
podido dormir, lo que si es un hecho y se comenta entre murmullos es
que Diana a partir de hoy es una mujer divorciada…
Autora: Elizabeth Guía
Autorizada su publicación
Publicado: sábado 01 de octubre de 2016
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