No delegues en otro tu derecho a pensar
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Existen muchos casos de obediencia que opacan o tratan de opacar a la razón, esto generalmente ocurre cuando no se comprende el verdadero sentido de la obediencia concienciada o a conciencia; o cuando el concepto es utilizado por algún tipo de fanatismo que más que invitar obliga a obedecer a ciegas. Algunos ejemplos conocidos los podemos ver en el ámbito religioso (voto de obediencia) y en la vida militar donde la jerarquía manda y los subalternos obedecen. Queda claro que las órdenes que representen peligro, atenten contra la dignidad de la persona humana o estén alejadas de la moral, las leyes y de las buenas costumbres no se deben cumplir, ni las que representen violaciones de los derechos de las personas eso dicen. Lo cierto es, que durante siglos, este “voto de la obediencia” y las “órdenes arbitrarias” han llevados a muchos a realizar actos repudiables, llegando incluso, hasta atentar en contra de su propia vida o la de otras personas. El fanatismo juega un papel importante en la modalidad obediencia sin conciencia.
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Muchos se aprovechan de la ignorancia o de la poca fuerza de voluntad de otros, para influir en ellos, dominarlos y manejarlos a su antojo. La política no escapa de esto. Hace unos años le manifesté a una persona que yo era amigo de él, pero no del funcionario público. Ante esa aseveración me cuestionó diciéndome que era una contradicción mía, porque el funcionario y él eran la misma persona, a lo que le repliqué, ciertamente, pero tu como persona natural, sin responsabilidad política partidista, obedeces a tu conciencia, en cambio, como funcionario público, impuesto en ese cargo por tu parcialidad política, sigues la línea del partido a la hora de tomar decisiones… él meditó mi argumento por un momento y me dio la razón.
Autor:@marcosmilano71
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