El conocimiento es sinónimo de luces.
Fotografía original propiedad de Marcos D. Milano.
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Fotografía original propiedad de Ines García
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La princesita Melanie Solange, vivía muy feliz con sus padres, en un hermoso castillo; ubicado en un bucólico lugar que destellaba belleza por doquier. En todos los parajes reinaba la armonía, el amor, la alegría y la felicidad. Durante el día, el rey y la reina estaban en sus ocupaciones habituales, mientras que la princesita Melanie Solange cantaba feliz, acompañada por un centenar de lindas aves, de coloridos plumajes, que con afinado trino armonizaban todo el lugar. Esa dicha duraba todo el día, desde el alba hasta la puesta del Sol.
Cuando llegaba la tarde, la princesita Melanie Solange, desde su balcón y antes de irse a dormir, contemplaba el ocaso que traía la paz y la tranquilidad de la noche, pero que además traía la oscuridad, que a la princesita no le gustaba.
Fotografía original Imagen.
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Al ocultarse el Sol, todo quedaba oscuro, salvo algunas estrellitas que en el cielo se veían titilando y unas cuantas luciérnagas que revoloteaban por el jardín, iluminando con su tenue luz.
Fotografía original propiedad de Ines García
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En una ocasión, cuando la reina y el rey entraron a la habitación de su amada hija, para darle el acostumbrado beso de buenas noches, arroparla y apagar el candil, la princesita Melanie Solange les dijo a sus padres que a ella le encantaba esa visita nocturna pero que no le gustaba la oscuridad. Después de escucharla, el rey y la reina, le prometieron a su amada hija que su habitación tendría mucha luz, si ella aprendía algo nuevo cada día; la princesita aceptó y el acuerdo entre la familia real quedó sellado.
Fotografía originalFuente
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A partir de ese momento, cada vez que la princesita Melanie Solange aprendía algo, una estrellita del cielo y una luciérnaga del jardín entraban en su habitación; fue tanto la emoción y el entusiasmo de la princesita por aprender, que en poco tiempo su cuarto quedó tan iluminado que alumbraba el castillo y todos sus alrededores.
Lo extraordinario fue, que cada mañana, cuando la princesita Melanie Solange despertaba y salía a jugar, todas las luces de su habitación; la acompañaban a los lugares que visitaba. Las aves y las flores multicolores alegraban cada paso que daba, cubriendo todo de belleza, canto y agradable fragancia.
La princesita Melanie Solange comprendió; que el conocimiento es sinónimo de luces y es el arte más sublime que la acompañará por siempre; además se dio cuenta que mientras más aprendía más estrellas y luciérnagas aparecían.
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Autor:@marcosmilano71
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