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miércoles, 19 de agosto de 2020

El Rey Pito y la Reina Mita

 El amor entre los dos nació en los días de su infancia feliz.

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Imágenes tomadas de google. Editadas por el autor.
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     Hace mucho tiempo, en un reino de hermosas historias y linda ilusiones, los reyes Pito y Mita vivían alegres y felices en su palacio real, rodeados de gente buena y familiares cariñosos. Desde muy temprano en la mañana, cuando los primeros rayitos de Sol iluminaban el nuevo día; los reyes se levantaban de su cama, se aseaban y después de desayunar, cada uno cumplía las labores propias de su investidura.


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     El rey Pito siempre fue muy trabajador, desde niño le gustaba estar haciendo cualquier cosa, jamás estaba tranquilo, era inquieto y muy conversador, tenía muchos amigos porque era un rey muy bueno, de esos que llaman bonachones, por ser de carácter tranquilo y amable. La reina, desde niña, le encantaba cantar y estar alegre, era una verdadera artista, excelente bailarina, jamás hubo momentos de tristeza. A ella le fascinaba jugar con su tio; un viejo cascarrabias, de esos que se enfadan con facilidad, pero que cuando veía a la niña Mita se le pasaba la amargura y jugaba con ella muy contento, la ternura de la niña transformaba al viejo cascarrabias. Uno de los juegos inolvidables de cascarrabias y Mita era El trencito, el cual consistía en que Mita lo tomaba por la cintura e imitaban juntos a un viejo tren de carbón y ruidoso pito, los dos muy alegres, recorrían todos los lugares del palacio imitando a la vieja y ruidosa locomotora chucu chucu chucu piiii piiii - chucu chucu chucu piiii piiii y así pasaban largo rato simulando llegar a imaginarias estaciones donde dejaban y recogían a muchos pasajeros. Lo cierto fue que desde niños; los reyes Pito y Mita, fueron muy felices. El amor entre los dos nació en los días de su infancia feliz y hasta ahora perdura.


     Al llegar la noche, en la intimidad de su habitación, tranquilos y descansando, los reyes hablaban largas horas hasta quedarse dormidos. Una de esas noches, el rey Pito le dijo a su esposa que deseaba tener un heredero; un hijo, ella se sintió feliz porque también lo deseaba, para los reyes era importante tener descendencia. Ellos estaban listos para recibir y amar a una criatura fruto de su amor. Esa noche la pasaron en oración, pidiéndole al Creador del cielo y de la tierra que les enviara un heredero… pero nada ocurrió, la reina se sintió triste y el rey la consoló diciéndole que Dios era grande y generoso y que pronto la felicidad llegaría al reino, que no perdiera la fe y que tuviera mucha confianza en el Rey de reyes.


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Imágenes
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     El tiempo fue pasando, la reina no veía crecer su barriga; nada, nada… nada pasaba, parecía que Dios no había escuchado las oraciones de los reyes. Mita y Pito deseaban fervientemente tener un bebé. Pasaban noches enteras en oración y nada. En vista de que la reina Mita no quedaba embarazada, decidieron acudir a los médicos para ver si con la ciencia humana lograban concebir al heredero deseado pero los galenos tampoco les daban esperanzas. Los reyes se sentían muy tristes pero jamás perdieron la fe.

     Una noche, cuando los dos estaban profundamente dormidos la reina tuvo un hermoso sueño; sintió que su habitación se había iluminado con un brillo intenso, la viva luz despertó a la reina, quien asustada y sin entender lo que pasaba, escuchó una hermosa voz de niña que le dijo:


     No te asustes mamá, aquí estoy; Dios me ha enviado para que jamás estén solos; yo vengo para hacerlos inmensamente felices. Yo he roto el hechizo que lanzó sobre ustedes la bruja malvada de la comarca lejana. Yo la he vencido en el plano espiritual al mal porque ¡YO SOY VICTORIA!. Me puedes llamar ANA porque soy Benéfica, la que venció a maléfica, soy compasiva... yo estoy llena de gracia

     En eso la reina se despertó sobresaltada y como el brinco que pegó en la cama fue tan fuerte, el rey Pito se despertó asustado: ¡Qué pasa mi amor!, ¿por qué saltaste de esa manera, que ocurrió? preguntó el rey a su esposa quien tranquila y sobándose la barriga respondió: nada mi amor, nada ocurrió, solo fue un sueño; duérmete mi amor que mañana tendrás un día muy agotador. La reina Mita sintió una felicidad tan grande que no pudo contarle en ese momento al rey.


     En la mañana siguiente la reina se levantó más temprano que de costumbre, ese día cantó, bailó… estaba risueña y muy alegre, pero no le dijo nada al rey. Ella decidió no contar su sueño a nadie hasta no estar segura de la buena noticia.

     Así pasaron los meses hasta que su pancita comenzó a crecer y fue cuando el rey se enteró que iba a ser papá. ¡VIVA… VIVA! Dijo el rey Pito muy feliz y comenzó a darle gracias a Dios por haber escuchado sus oraciones. Abrazó a la reina y juntos comenzaron a bailar hasta que se cansaron.

     Pasaron los meses y los reyes y todos los habitantes de reino estaban ansiosos esperando para celebrar la llegada de la más excelsa bendición de Dios:

hasta que llegó el momento
del magno acontecimiento:
¡JUBILO… GLORIA A DIOS!
La princesita Ana Victoria nació.

Y desde ese día fueron felices para siempre...Este cuento continuará

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Autor:@marcosmilano71

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