FOTOS E IMAGENES

sábado, 13 de junio de 2020

Elevar una Oración al Infinito

Nada es tan poderoso como una Oración sincera a Dios


image.png
Fuente
La mente humana es muy poderosa, su poder es ilimitado y trascendente. Es tan efectiva que te puede conectar con el infinito en cuestiones de segundo. Una Oración es un proceso de comunicación real y verdadero que nos permite hablar con Dios.
Muchos hombres y mujeres místicos, llenos de santidad, lograron a través de la oración intensa, elevar su pensamiento a tal punto, que su espíritu alcanzaba llegar al lugar de la luz infinita, conectando lo mortal con lo inmortal e inmarcesible. Algunos cronistas, biógrafos e historiadores afirmaban, (todavía hoy se da por cierto) que muchos santos al orar, levitaban y eso solía ocurrir en los momentos cruciales de su conexión con Dios. Ellos sentían un gozo en su cuerpo y en su alma de tal magnitud e intensidad que su espíritu se hacía uno con su Creador. La felicidad que los envolvía se veía en sus rostros brillantes, era tal el gozo que no podían describirlo con palabras humanas. Afortunadamente para nosotros, algunos santos nos dejaron por escrito verdaderas joyas literarias, que de alguna manera describen esos encuentros. Santa Teresa de Jesús es prueba de ello.
Santa Teresa de Jesús
"Nada te turbe, nada te espante.
Todo se pasa. Dios no se muda.
La paciencia todo lo alcanza.
Quien a Dios tiene, nada le falta.
Sólo Dios basta."

El gozo que Santa Teresa experimentaba, al encontrarse con su Amor Inmaculado en el momento de la Oración, era tan cierto que toda su vida la pasó esperando el día de su trascendencia definitiva para fusionarse con su Creador eternamente. Esa pasión le inspiró a escribir uno de los poemas más hermosos de la literatura universal:

VIVO SIN VIVIR EN MÍ

_Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero.
Vivo ya fuera de mí,
después que muero de amor;
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí:
cuando el corazón le di
puso en él este letrero,
que muero porque no muero.
Esta divina prisión,
del amor en que yo vivo,
ha hecho a Dios mi cautivo,
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión
ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero.
¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.
¡Ay, qué vida tan amarga
do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
no lo es la esperanza larga:
quíteme Dios esta carga,
más pesada que el acero,
que muero porque no muero.
Sólo con la confianza
vivo de que he de morir,
porque muriendo el vivir
me asegura mi esperanza;
muerte do el vivir se alcanza,
no te tardes, que te espero,
que muero porque no muero.
Mira que el amor es fuerte;
vida, no me seas molesta,
mira que sólo me resta,
para ganarte perderte.
Venga ya la dulce muerte,
el morir venga ligero
que muero porque no muero.
Aquella vida de arriba,
que es la vida verdadera,
hasta que esta vida muera,
no se goza estando viva:
muerte, no me seas esquiva;
viva muriendo primero,
que muero porque no muero.
Vida, ¿qué puedo yo darle
a mi Dios que vive en mí,
si no es el perderte a ti,
para merecer ganarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
pues tanto a mi Amado quiero,
que muero porque no muero.
Santa Teresa de Jesús

Los invito a visitar mi cuenta en Steemit @marcosmilano71
Los invito a visitar mi cuenta en hiveblog @marcosmilano71

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Gracias por comentar en este pagina.