Cuando se abría la puerta de la casa de nuestra abuela Encarnación (Dios la tenga en su Luz), todos los niños estábamos preparados, cual corredores en sus marcas... listos... seguidamente salía Dilia Martinez: - “necesito que alguien me haga un mandado por favor”... partida, salíamos corriendo y el que llegaba primero iba a la bodega, compraba y regresaba como flash... - Dilia, aquí está el mandado, decía el afortunado, - Gracias, quédate con el vuelto, respondía aquella joven y bella mujer. ¡Diossssssssss tremenda recompensa!... el vuelto; generalmente era un medio o un real. Para mis lectores jóvenes, medio era una denominación monetaria que existió en Venezuela el cual equivalía a cinco puyas, centavos o céntimos, para que tengan una idea de su valor, un golfeado grande con papelón y queso tenía ese costo, una chicha A-1 y una colita Dumbo también, sin hablar de los cambures, galletas o caramelos, golosinas y chucherías... además en tiempo de juego de metras en los rayos se veían los centavos alumbrando esperando el "pepazo" que los liberaba del triángulo, quien sacaba más cantidad, por supuesto, tenía mayor poder de compra, confieso que no era muy bueno en ese juego, así que cuando me ganaba mi dinero me lo gastaba comiendo chucherías.
Los céntimos, la locha, el medio, el real y el Bolívar
eran realmente FUERTES, tenían valor, podías comprar algo. Los productos de la
Cesta Básica, cuando los aumentaban de precio generalmente tomaban en cuenta
esas denominaciones, rara vez un producto aumentaba en Bolívares... recuerdo
que se puso de moda una frase para saludar, si alguien saludaba a otro y le
preguntaba:
- ¿cómo está Usted?, lo común era que le respondiera de la siguiente manera: - “Aquí, en la lucha, pa' la locha, de la leche de los muchachos”... todavía nuestro hermano y amigo de la vida, el fotógrafo Julio Lezama, responde así.
- ¿cómo está Usted?, lo común era que le respondiera de la siguiente manera: - “Aquí, en la lucha, pa' la locha, de la leche de los muchachos”... todavía nuestro hermano y amigo de la vida, el fotógrafo Julio Lezama, responde así.
Un día, regresando a mi casa desde la escuela me
encontré un billete de cinco (5 Bs.), estaba sucio, tenía un pegoste seco pero
maloliente, presumo que era lo que están pensando, lo cierto es que lo tomé con
cuidado, lo metí en el bolsillo de mi bata blanca del colegio y al llegar a mi
casa se lo mostré a mi hermano mayor, el lo tomó, lo lavó con cuidado y lo puso
a secar... allí estaba frente a nuestros ojo un lindo billete de 5 Bs.
¡Diossssssssssss que emoción!... no se imaginan la cantidad de chucherías que
compramos con aquel tesoro. Concluyo con la famosa frase de Oscar Yánez “Así
son las cosas”... Así fue nuestra moneda FORTÍSIMA.
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