Una
visita inesperada
- Ah,
tengo un hambre que me comería a un elefante – digo para mis
adentros mientras abro la puerta de mi apartamento; como si fuera un
robot en modo automático, coloco mis cosas en el sofá y luego me
llevo las manos a la frente para tratar de aliviar un poco el
dolorón de cabeza que me agobia. Acto seguido percibo un olor
exquisito a pastel de pollo que me hace agua la boca.
Era el ocaso
del viernes. La noche se apoderaba de la capital de Venezuela sin
clemencia. Los capitalinos ya marchaban rumbo a sus hogares para
darle fin a una jornada más de la rutina y Abril Rondón no era la
excepción. Era estudiante universitaria, bastante aplicada en sus
estudios. De cabellera negro azabache, tal como sus ojos. Simpática
cuando quería, horriblemente malhumorada e insoportable cuando se lo
proponía.
- ¡POR
AMOR A CRISTO! ¿Qué fue lo que hice para que ese pastel no se esté
cociendo en mi horno? Bueno, basta de lamentos y más acción.
Se adentró
por el pasillo caminado presurosa hacia el baño para liberar aquel
líquido color pollito que había aguantado en su vejiga desde que
salió de clases. Luego de lavarse manos y rostro, abandonó el
recinto con destino a su habitación. Al abrir la puerta de al lado
se le pusieron los ojos como platos y una gran alegría le invadió
desde la planta de los pies hasta lo más recóndito de su cerebro.
- ¿ABUELA?
¿pero com...? ¿Cómo entraste si y...?
- “hey
yu mai frien” -interrumpió
la abuela, quien se encontraba sentada en la cama cociéndole una
camisa rota que había encontrado luego de lavar el cesto de ropa
sucia- cierra la boca mija, hay moscas y no querrás tragarte una.-
dijo con tono burlón mientras mostraba los dos dientes que aún le
quedaban-.
Abril no
pudo contener su emoción y salió embestida a abrazar a su abuela,
quien la miraba sonriente mientras empujaba hacia arriba sus lentes
de grandes cristales con su dedo medio.
- ¿Cómo hiciste para entrar?- preguntò la chica que ahora se sentía más niña que nunca mientras se enganchaba del cuello de la doña.
- La abuela siempre logra lo que se propone. No hay puertas, ventanas, barreras, llaves o lo que sea, que logren separarme de los míos. Siempre estaré donde ustedes me necesiten. Siempre iré a donde sea que ustedes vayan, porque ustedes son mi corazón y mi alma.
- Lo sé y no sabes cuánto te había extrañado. No imaginé verte precisamente hoy, que he tenido un día tan complicado.
- Ven acá –indicó la abuela mientras separaba a la chica de su pecho y la miraba justo a los ojos - Si tu problema tiene solución ¿Por qué te preocupas? Y si no la tiene…
- ¿por qué te preocupas? –terminó Abril mientras sonreía-. Te he extrañado tanto… solo tú tienes las palabras que yo quiero oír.
- Adivina que he hecho mientras llegabas…
- NO ME DIGAS QUE PASTEL PORQUE AHORA SÍ QUE MUERO.
- Entonces llamemos a tu madre para que prepare el funeral- ambas rieron a carcajadas.
- ¿Cómo hiciste para entrar?- preguntò la chica que ahora se sentía más niña que nunca mientras se enganchaba del cuello de la doña.
- La abuela siempre logra lo que se propone. No hay puertas, ventanas, barreras, llaves o lo que sea, que logren separarme de los míos. Siempre estaré donde ustedes me necesiten. Siempre iré a donde sea que ustedes vayan, porque ustedes son mi corazón y mi alma.
- Lo sé y no sabes cuánto te había extrañado. No imaginé verte precisamente hoy, que he tenido un día tan complicado.
- Ven acá –indicó la abuela mientras separaba a la chica de su pecho y la miraba justo a los ojos - Si tu problema tiene solución ¿Por qué te preocupas? Y si no la tiene…
- ¿por qué te preocupas? –terminó Abril mientras sonreía-. Te he extrañado tanto… solo tú tienes las palabras que yo quiero oír.
- Adivina que he hecho mientras llegabas…
- NO ME DIGAS QUE PASTEL PORQUE AHORA SÍ QUE MUERO.
- Entonces llamemos a tu madre para que prepare el funeral- ambas rieron a carcajadas.
En seguida,
la abuela se levantó de la cama y se dirigió a la cocina; Abril
siguió sus pasos. Una vez frente al horno, la abuela se dispuso a
sacar el pastel mientras su nieta ponía la mesa y se lavaba
nuevamente las manos dispuesta a comer.
- Entonces, ¿me cuentas que tan balurdo ha sido tu día o no? – irrumpió la abuela el silencio mientras se sentaba en la mesa con dos trozos de pastel, extendiéndole uno a Abril.
- La verdad es… que estoy cansada. Estoy cansada de la gente, de la universidad, de estudiar, de mí, de mi vida. Estoy cansada de todo.
- BINGO. Lo sabía. Es por eso que estoy aquí. Un pajarito me contó que querías tirarlo todo a la mierda y huir… ¿pero sabes qué? NO LO VOY A PERMITIR. Porque yo te enseñé a luchar. Te enseñé que el que persevera, vence. Te enseñé que mientras más duro sea el reto, más satisfactoria será la victoria. Y finalmente, pero no menos importante, te enseñé que ningún sueño es inalcanzable para ti y, que si ya te propusiste una meta, ahora debes alcanzarla. Luego, cuando tengas el triunfo en tu mano, mirarás para atrás y sonreirás porque todo el esfuerzo valió la pena. No desmayes ahora. Sigue adelante que yo siempre estaré ahí, para ti.
- ¿Alguna vez te dije que eras un ángel? Mi ángel. – dijo Abril con los ojos húmedos.
- Shhh… - soltó la abuela mientras se ponía el dedo índice en los labios en señal de silencio- ¿escuchas eso?
- ¿Qué cos…? – reconoció aquel ruidito- NO, por favor no. Ahora no. ¡ABUELA! Por favor… -suplicó la chica alterada.
- Sé feliz. Yo siempre estaré contigo. – soltó la abuela con una hermosa sonrisa. Casi tan hermosa como la luz que se reflejaba en sus ojos.
- Entonces, ¿me cuentas que tan balurdo ha sido tu día o no? – irrumpió la abuela el silencio mientras se sentaba en la mesa con dos trozos de pastel, extendiéndole uno a Abril.
- La verdad es… que estoy cansada. Estoy cansada de la gente, de la universidad, de estudiar, de mí, de mi vida. Estoy cansada de todo.
- BINGO. Lo sabía. Es por eso que estoy aquí. Un pajarito me contó que querías tirarlo todo a la mierda y huir… ¿pero sabes qué? NO LO VOY A PERMITIR. Porque yo te enseñé a luchar. Te enseñé que el que persevera, vence. Te enseñé que mientras más duro sea el reto, más satisfactoria será la victoria. Y finalmente, pero no menos importante, te enseñé que ningún sueño es inalcanzable para ti y, que si ya te propusiste una meta, ahora debes alcanzarla. Luego, cuando tengas el triunfo en tu mano, mirarás para atrás y sonreirás porque todo el esfuerzo valió la pena. No desmayes ahora. Sigue adelante que yo siempre estaré ahí, para ti.
- ¿Alguna vez te dije que eras un ángel? Mi ángel. – dijo Abril con los ojos húmedos.
- Shhh… - soltó la abuela mientras se ponía el dedo índice en los labios en señal de silencio- ¿escuchas eso?
- ¿Qué cos…? – reconoció aquel ruidito- NO, por favor no. Ahora no. ¡ABUELA! Por favor… -suplicó la chica alterada.
- Sé feliz. Yo siempre estaré contigo. – soltó la abuela con una hermosa sonrisa. Casi tan hermosa como la luz que se reflejaba en sus ojos.
Ya era
demasiado tarde. De la abuela irradiaba una luz blanca y cada vez se
volvía menos nítida tomando un aire irreal. Fue entonces cuando
Abril despertó del sueño pero aún con los ojos cerrados, escuchó
a su madre girar la manilla de su habitación.
- ¿te vas o te quedas? Es tardísimo, vagoneta.
- Voy. –indicó Abril a su madre, mientras eliminaba el nudo en su garganta y secaba con sus manos algunas lágrimas que tenía en los ojos. Su alarma seguía sonando y fue entonces cuando apagó aquel sonido molesto que la hacía despertar cada mañana- Gracias por la visita. Siempre te llevaré conmigo.- pensó para sí mientras apartaba el edredón hacia un lado de la cama, dedicaba una sonrisita al cielo y se disponía a comenzar un nuevo día.
Autor: Olivares Guía Génesis Venezuela
Fecha de publicación en el Blog: 08 de agosto de 2016
Guatire - Venezuela.
- ¿te vas o te quedas? Es tardísimo, vagoneta.
- Voy. –indicó Abril a su madre, mientras eliminaba el nudo en su garganta y secaba con sus manos algunas lágrimas que tenía en los ojos. Su alarma seguía sonando y fue entonces cuando apagó aquel sonido molesto que la hacía despertar cada mañana- Gracias por la visita. Siempre te llevaré conmigo.- pensó para sí mientras apartaba el edredón hacia un lado de la cama, dedicaba una sonrisita al cielo y se disponía a comenzar un nuevo día.
Autor: Olivares Guía Génesis Venezuela
Fecha de publicación en el Blog: 08 de agosto de 2016
Guatire - Venezuela.
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