Iniciando la década de los ochenta, no recuerdo exactamente el año, pudo ser 1980, 1981 o 1982... la verdad no logro recordar, lo cierto es que era día domingo antes del medio día, regresaba de la misa dominical a mi casa, en compañía de un amigo, por cierto dos años mayor que yo, veníamos apurados, tampoco recuerdo el porqué de la premura... cuando llegamos a la esquina de la Funeraria Santa Ana, frente a la Clínica Veneranda, en toda la esquina existía un comercio, el cual, antes de esa época, era atendido por un Sr. de apellido Moreno, padre de una excelente familia guatireña, familia amiga de este servidor... en ese momento el negocio estaba atendido por una pareja de portugueses, creo que el Sr. Se llamaba José (bueno la verdad es que la mayoría de los caballeros lusitanos llevan ese nombre) allí vendían refrescos, confitería entre otras cosas... al pasar por esa bodega yo no me detuve por la premura pero el amigo que me acompañaba si lo hizo, me extrañé y al preguntarle me hizo un gesto con la mano y me dijo sigue, sigue, yo no le presté mucha atención y continué caminando, creo que me imaginé que iba a comprar algo y no quería compartir conmigo, de repente veo que viene a veloz carrera detrás de mí, corre, corre me dijo antes de llegar a mi lado, al ver la cara del muchacho corrí asustado sin saber porqué, corrimos tan rápido que en cuestiones de segundos estábamos en el Jabillo, cuando por fin detuvimos la carrera, exhausto y todavía asustado, le pregunté: ¿qué pasó?, de inmediato sacó una bolsa de chucherías que traía debajo de su franela y me dijo: “es que le eché un carro a la portuguesa”, hasta ese momento yo no sabía lo que esa frase significaba. “Echar carro”, es sinónimo de holgazanería, esta expresión se usa, generalmente, cuando una persona no está haciendo nada. Pero la connotación que el joven le dio a la frase, “le eché un carro a la portuguesa” era otra, sencillamente hurtó, no pagó lo que le despacharon, se escapó corriendo y no canceló....
De los Principios y Valores que quedaron atrás, es un espacio para rememorar hechos que marcaron nuestra personalidad. Son relatos de experiencias que contienen un basamento moral y ético. Historias de vida que nos enseñaron y que hoy forman parte del legado educativo que nos caracteriza como seres humanos de bien. Además, este blog da a conocer nuestro pasado a las nuevas generaciones para que valoren sus raíces, las respeten y difundan.
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lunes, 1 de agosto de 2016
MIS AMIGOS PORTUGUESES
Iniciando la década de los ochenta, no recuerdo exactamente el año, pudo ser 1980, 1981 o 1982... la verdad no logro recordar, lo cierto es que era día domingo antes del medio día, regresaba de la misa dominical a mi casa, en compañía de un amigo, por cierto dos años mayor que yo, veníamos apurados, tampoco recuerdo el porqué de la premura... cuando llegamos a la esquina de la Funeraria Santa Ana, frente a la Clínica Veneranda, en toda la esquina existía un comercio, el cual, antes de esa época, era atendido por un Sr. de apellido Moreno, padre de una excelente familia guatireña, familia amiga de este servidor... en ese momento el negocio estaba atendido por una pareja de portugueses, creo que el Sr. Se llamaba José (bueno la verdad es que la mayoría de los caballeros lusitanos llevan ese nombre) allí vendían refrescos, confitería entre otras cosas... al pasar por esa bodega yo no me detuve por la premura pero el amigo que me acompañaba si lo hizo, me extrañé y al preguntarle me hizo un gesto con la mano y me dijo sigue, sigue, yo no le presté mucha atención y continué caminando, creo que me imaginé que iba a comprar algo y no quería compartir conmigo, de repente veo que viene a veloz carrera detrás de mí, corre, corre me dijo antes de llegar a mi lado, al ver la cara del muchacho corrí asustado sin saber porqué, corrimos tan rápido que en cuestiones de segundos estábamos en el Jabillo, cuando por fin detuvimos la carrera, exhausto y todavía asustado, le pregunté: ¿qué pasó?, de inmediato sacó una bolsa de chucherías que traía debajo de su franela y me dijo: “es que le eché un carro a la portuguesa”, hasta ese momento yo no sabía lo que esa frase significaba. “Echar carro”, es sinónimo de holgazanería, esta expresión se usa, generalmente, cuando una persona no está haciendo nada. Pero la connotación que el joven le dio a la frase, “le eché un carro a la portuguesa” era otra, sencillamente hurtó, no pagó lo que le despacharon, se escapó corriendo y no canceló....
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